jueves, 6 de marzo de 2025

Templarios (Sobre la muerte de Jacques de Molay)

Paradójicamente la que nos suele llegar es la versión "templaria", lo que hace obvio que la orden no fue "borrada de la tierra" si no que pasó a la clandestinidad.

Cabría preguntarse cómo los "pobres compañeros de Cristo", que iban dos en un caballo, pasaron a tener en la palma de su mano a las monarquías europeas. Yo para estas cosas me fío de Balzac (detrás de cada gran fortuna...).

Al parecer estarían relacionados con la creación de la banca moderna, en prácticas más asociadas en principio a la tradición judía (usura) que vaya usted a saber dónde aprendieron y qué era aquello que chocheaba Franco acerca de la conspiración judeo-masónica.

Pero "templarios" no es el nombre oficial, sino una suerte de "apodo" por resultar responsables de la custodia del templo en tierra santa, eso es Jerusalén (y la que hay ahí liada todavía, casualidades de la vida). Y cuenta la "leyenda" que algo encontraron en el templo y presumiblemente se quedaron para sí mismos, que explicaría en parte su meteórico ascenso y estaría relacionado con el descubrimiento del "nuevo mundo". Cuentan que las carabelas de Colón llevaban aquellas enormes cruces porque los nativos ya conocían el símbolo.

 

Así que el pobre mártir que nos describe este artículo es posiblemente responsable, por vía herencia, del mayor robo de patrimonio de la humanidad en la historia (más o menos) conocida. Y siendo así las cosas, digo yo, bien quemado está. Lo jodido es poderlo quemar sólo una vez.

Y si lo anterior puede parecerle a alguien ofensivo, más ofensiva es la corriente que han promovido de negar la existencia del tío aquel que crucificaron, más sabiendo que ahí está el meollo de la cuestión.

Porque el tema es que aún estamos lidiando con sus "pobrecitos y perseguidos herederos", en forma de cierta tradición masónica controlada inteligentemente por una élite, judía para más señas, distribuida en distintos entramados de sociedades más o menos secretas (lo de skull & bones ya lo conoce todo el mundo) que desde entonces se volcaron en follarse a iglesia y monarquía, y no les va mal. Así que entre hijos de puta anda el juego.

Pero ya si te digo que tanto el papel del régimen nazi, la fundación de Israel y el presente conflicto de Crimea son capítulos de la misma desastrosa historia de intrigas, avaricia e ignorancia, supongo que te acabas de quedar con el culo torcido.

Lo que sí queda claro es que la historia cambia mucho según quien la cuente, porque cuando la cuentan "ellos" parece que a este buen señor lo quemaran un día que paseaba por allí despistado.

No sólo traicionaron a quienes les encomendaron la "protección" del templo (la santa sede, otro nido de víboras) y se sirvieron de su posición para su lucro personal, si no que lo que el mundo ha visto después han sido siglos de esclavitud y genocidio, herramientas de las que se han valido y se siguen valiendo sin ningún pudor.

Y por eso nada de esto se ha podido hacer público aunque les guste dejar su impronta aquí y allá, al estilo del psicópata que guarda trofeos de sus víctimas, como toda la mierda de simbología que puedes encontrar en el reverso del billete de dólar.

Un despropósito y una vergüenza para la humanidad. De la iglesia y las monarquías supongo que no hace falta ni hablar, su historia es bastante mejor conocida.

Si los templarios hubieran sido japoneses, otro gallo nos cantaría. Porque lo primero que hubiera pensado un japonés es "eso no es mío". Ellos llevan 700 años sin darse cuenta. Más grave es escindir a la humanidad en una suerte de casta secreta dominante. Los mediocres sólo pueden sentirse superiores rebajando al resto.

Y está bien contarlo porque estas mierdas no se las dice nadie y se dedican con toda probabilidad a pajearse entre ellos: oh, qué injusticia, mira lo que le hicieron al gran maestre y qué gran hombre que era... traidores, ladrones y usureros. Por otro lado, para cazar a un monstruo...

En fin, ¿templarios, decías?



No hay comentarios:

Publicar un comentario