martes, 27 de noviembre de 2018

Sobre la democracia

La democracia es hoy en día uno de esos valores incuestionables ante la opinión pública. De hecho, en el plano teórico, vendrían a ser la misma cosa.

Todos sabemos que la ejecución práctica dista mucho de los planteamientos teóricos, pero no es en ese sentido donde se dirige esta reflexión. La democracia aquí es ese valor ideal y prístino, utópico dirían algunos, que se concibió en la Grecia clásica. Esa idea.

El gobierno del pueblo, etimológicamente, literalmente. Resulta bastante irónico que un "mero humorista" como fuera el Perich pueda poner en jaque a las más preclaras mentes de entre los clásicos.

El Perich, que por cierto no era un gran dibujante (tenía otros atributos que compensaban con creces la deficiente calidad de su dibujo), escribió en una viñeta, poniendo en boca de su alter ego zoomorfo la siguiente afirmación, aproximadamente:

Ante una cuestión, si nueve están equivocados y yo tengo razón, tenemos un problema. O le pueden dar por culo a la democracia, algo así.

Empecemos. ¿Qué es la democracia realmente, de dónde proviene y qué representa? Bien, es probable que alguien haya oído esa propuesta entre pueril y cándida, a buen seguro hippiesca, de resolver los conflictos bélicos ya sea con un partido de fútbol, una partida de ping-pong, o similares.

La democracia es de algún modo esa partida de ping-pong. Esa metáfora del conflicto que en realidad tiene más de conflicto que de metáfora, como ya se señalara con buen criterio al fin y al cabo la política es la continuación de la guerra por otros medios.

El gobierno del pueblo es también el gobierno de la mayoría. De los más, la preponderancia del número, algo que recuerda mucho y no por casualidad a un factor muy relevante en una conflagración bélica, al margen de grandes abismos tecnológicos entre los bandos o clamorosos fracasos estratégicos. En una palabra, es una analogía de la guerra.

Más civilizada, por supuesto pero guerra al fin y al cabo, como la que tiene lugar entre clases y naciones a través de la economía.
Lo que podríamos entender como su alternativa tradicional, se podría definir de aristocracia, o sea, gobierno de los mejores.

Sucede sin embargo que los mejores no eran siquiera buenos. Sin el control de los más el sistema colapsa por sus cimientos podridos de corrupción. En realidad las democracias que conocemos se enmarcan más en esta descripción que en la de democracia teórica ideal.

Por otro lado, ser mayoría está muy lejos de estar en lo cierto. Algunos asumen tal circunstancia como un mal menor inevitable. De hecho, el próximo caballo de troya neoliberal se introduce en los estados a través de llamada tecnocracia y es que, si es malo asumir el error de la mayoría, tanto peor es asumir el error de una minoría, las disciplinas que guían tales políticas están tan lejos de la honestidad como la realidad de los diagnósticos que establecen sus análisis.

Pero eso es sólo el relato. A nadie se le escapa que los hilarantes marcianos que Tim Burton retrató en Mars Attacks! son un caricaturesco reflejo de la propia humanidad. Venimos en son de paz, exclaman mientras te desintengran con sus estrambóticas armas. Esa es la hipocresía signo de nuestros tiempos.

La solución última, naturalmente, no depende de ser compartida por mayor o menor número de personas o por representar los intereses de unos o de otros. Y conviene a todos aunque algunos piensen que obtienen más provecho de la patológica situación económico-política actual.

No hemos salido del feudalismo. Los principios que rigen son en el fondo idénticos, al margen de una más gruesa pátina de tecnología y humanismo. El fin de la democracia, como ya vaticinó Marx, es la dictadura del proletariado. Pero no por el gobierno del número, todo lo contrario: por el gobierno de la razón.

Pero en estos días los señores feudales se contentan con la carne, en la cama y en la mesa, y con jornadas de caza y divertimentos. Hace un milenio, qué no hubiera dado un señor feudal por, por ejemplo, un cirujano moderno.

Y aquí cabe señalar que es la acumulación de capital, en términos cristianos la avaricia (y los otros seis), la que impide el desarrollo apropiado de la ciencia, el arte, el conocimiento y el bienestar.

El señor feudal con tantas tierras, tanto ganado y tantos siervos moría de peritonitis en su cama entre enormes dolores. Su bendición era su condena, la ignorancia. Condena porque le arrebataba su más preciado bien, su vida, y bendición porque ni siquiera conocía que la dolencia que le llevaba a la tumba unos pocos siglos después quedaría relegada casi al terreno de lo anecdótico.

Ningún banquero, miembro de consejo de administración o CEO de multinacional parece consciente, a tenor de sus posiciones políticas, de una verdad tan simple y evidente. O tal vez sean, en cierto modo, víctimas de su propia incontinencia, si no de su ignorancia. Desconocen que desconocen lo que desconocen.

Se pueden alegar enormes progresos desde la edad media. Los hay sin duda. Si la humanidad fuera un edificio, se habría restaurado la fachada.
Pero los pilares, muros de carga, cimientos, equilibrios de fuerzas y tensiones son como ya se ha dicho idénticos.

Llegará el tiempo en que nuestra época sea objeto de estudio de algo parecido a la Historia y tal vez nos sorprendería vernos incluidos dentro de la misma etapa que esas toscas gentes del medievo.

Y a la democracia, como una extensión del interminable conflicto bélico que es hasta hoy en día la historia. La electricidad a duras penas ha iluminado en algo esta era aún de oscuridad.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Y todo esto viene de que ahora parece que se ha abierto un debate en torno a la prostitución


Sucede que para muchas personas hay ciertos límites y la sexualidad, para una gran mayoría, está mucho mejor reservada al terreno personal por las implicaciones que conlleva.

El tema está plagado de disparates, desde el que dice que así puede tener con las mujeres un trato en mayor igualdad y que llega a afirmar que es incluso más seguro e higiénico (risa enlatada aquí),  los que dicen que los que señalan el asunto como un problema viven en el mundo de la piruleta y los que les aplauden las tonterías, etc.

Vamos a ver.
Lo siguiente no va con ánimo de ofender a nadie en particular y sí a todos en general, a ver si alguno se da cuenta por casualidad de lo que son las cosas.

Tendréis los cojones de cuestionar hasta a la madre que os parió antes cuestionar la necesidad de meterla en caliente.
Sois así de imbéciles, a eso se le llama literalmente pensar con el nabo, no os asustéis, lleváis toda la vida haciéndolo y con toda probabilidad os moriréis haciéndolo.
No tenéis ni orgullo, ni dignidad, ni respeto hacia vosotros mismos, para qué hablar de hacia el resto, sois el bicho más repugnante que camina por este planeta, una polla que sólo tiene un cerebro para tratar de resolver los problemas que le causa el nabo.

Y hasta que no os deis cuenta de vuestra situación biológica de patética dependencia seguiréis literalmente trabajando para ellas. Y en algunos casos, estando como está la vida, no es difícil encontrar a algunas con pocos remilgos y pocas ganas de trabajar, cosa natural por otra parte, porque a ver de donde saca una cualquiera 50 pavos en media hora. Sí, justo, sólo de vuestra patética e infame debilidad que guía toda vuestra vida y os convierte en seres lamentables. Eso sí, muy hombres. Casi tanto como imbéciles. En realidad unos calzonazos sumisos de un modo u otro, sometidos a las mujeres a través de vuestra necia polla.

Sucede que la mayoría no sois capaces de encontrar más sentido en vuestras miserables vidas que volver al lugar del que salisteis, un coño, espero que no el de vuestra madre porque la endogamia es muy cruel como bien saben las monarquías. En ese sentido os compadezco.

Pero os ruego que dejéis de intentar utilizar el cerebro para justificar los estúpidos apetitos de vuestro miembro porque me recorre el mismo sentimiento que si viera a alguien limpiarse el culo con un lienzo de Velázquez y me veo obligado a compartirlo con vosotros, lo cual no parece resultar muy agradable.

No es sólo culpa vuestra, nadie se ha atrevido en toda vuestra puta vida a deciros lo que os estoy diciendo. Nadie jamás cuestionaría el sacrosanto "amor". Ni la puta iglesia, ni la tele, ni las canciones de la radio, por no hablar de los colegas del bar. Nadie os había escupido antes esta puta verdad a la cara. Porque como dice el refrán "si no fumas, ni vives, ni follas, ¿para qué vives, gilipollas?". Bien, de hecho son los gilipollas quienes viven sólo para fumar, beber y follar y trabajan sólo para ello.

Tal vez en la homosexualidad se encuentre mejor acomodo de las necesidades, la verdad es que lo desconozco y no me interesa conocerlo. Lo que os digo, a vosotros que pensáis que os agarráis la polla para mear,es que es la polla la que os tiene agarrados a vosotros. Sencillamente.

Ahora, podéis descubrir lo que realmente significa ser hombres por una puta vez en la vida, que no es follar con tías, ni follar con tíos, ni traer el pan a casa, es tener los cojones de no ser esclavos de vuestra propia estupidez y encontrar algo más en la vida que follar como monos peludos venidos a menos.

Quien haya tenido la paciencia de llegar hasta aquí se debe estar preguntando qué clase de problema tengo con el sexo. Pobrecito. ¿Qué puede tener de malo el sexo? ¡Si hasta los médicos los recomiendan! Pues la verdad es que el sexo me gusta tanto como al que más. Sólo hay un pequeño problema: que no me gusta a cualquier precio.
Y cuando eres consciente de que tus pulsiones biológicas más básicas te sitúan en una posición de notoria inferioridad y de dependencia o eres los bastante hombre para dominarlas o simplemente te dominan a ti.

En la gente joven lo encuentro más natural, es comprensible, la química aprieta más y han tenido menos tiempo para darle vueltas a las cosas pero la inmensa mayoría nunca sale de ahí. Hay muchos ya con los huevos canos y si por la boca muere el pez los tíos palman por el nabo, la mayoría al menos.
Todas la agencias de inteligencia lo saben, o son tetas o es dinero, o ambos, tal vez mancebos. ¿Os acordáis de Strauss-kahn?

El cabreo es porque, como ya he dicho, me gusta follar como a todos. Y resulta que la desaforada demanda de los millones de pagafantas miserables y arrastrados sin dignidad ni orgullo que campan por el mundo crean lo que en términos económicos se podría definir como una burbuja. Y es lamentable ver a personas tragando con lo que nunca habría que tragar y aguantando mil mierdas porque en el fondo viven para alimentar a su polla. Los cojones se ve que son de adorno.

De hecho si hiciéramos caso a Freud absolutamente todo en la puta vida se dirige biológicamente en ese sentido, incluso nuestro subconsciente. Y de hecho es lo que mueve el mundo, sexo y dinero, para la mitad de la humanidad dinero para comprar sexo y para la otra mitad para comprar trapitos para obtener mayor remuneración por el sexo que de un modo u otro venden. Nadie escapa a esa pulsión del subconsciente y pocos eluden su ejercicio.

He probado algunas drogas. Creo saber que es una dependencia. Creo saber que es una abstinencia. La diferencia es que las drogas, como agentes externos, tienen un rechazo social significativo. ¿Qué pasaría si todo fuéramos adictos en cierta medida? ¿Si naciéramos con una abstinencia programada para desarrollarse en ciertos plazos?
¿Qué saben los peces del agua? Ha estado siempre ahí, luego, de hecho es como si no estuviera. Igual que nosotros con el aire, cualquiera puede saber que ese vaso medio vacío siempre esta rebosando, mitad de agua y aire.

Sois felices esclavos que aman sus cadenas, porque, ¿para qué otra cosa merecería vivir la vida? Tal vez algún día comprendáis lo que sois si halláis esa respuesta. ¿Y el sexo? pues claro que no, en principio no tiene nada de malo.
El opio, a través de sus derivados, procura un invaluable alivio a ciertas condiciones indeseables de nuestra biología. No obstante también encierra el potencial de sumir vidas en la más absoluta oscuridad.
No le preguntéis a Escohotado, sabe todo de drogas y nada de adicciones. La adicción funciona como un vórtice gravitatorio en vidas sin contrapesos. Sucede que el balance que establece la medicina actual, en cuanto a la adicción al sexo se refiere, que está por supuesto contemplada, comprende únicamente los casos más hilarantes.

En realidad es un fenómeno que abarca todas las sociedades ya que forma parte de nuestra biología y está perfectamente integrado en todas y cada una de las culturas. Pero, ¿qué sucedería si se aplicaran los criterios que se aplican a una sustancia? Lo primero que te dirían es que eres un adicto si no puedes dejar de consumir.
¿Alguien en su sano juicio se ha planteado dejar de consumir la droga que a la postre es la responsable última de que nos multipliquemos como ratas y que nos conduce además a pasos agigantados a un colapso a todos los niveles?

No, todo lo contrario, la principal meta de cualquier varón sano en cualquier cultura es procurarse un suministro de sexo estable y constante. Y lo llamaron matrimonio. Todo el mundo gira alrededor del eje que es la polla.
Así se libraron las mujeres del trabajo, haciendo... otros trabajos. Y las tareas domésticas, claro. Que ahora pretenden que se considere un trabajo, y en parte lo es cuando se hace para otro, pero no está nada mal, ¿a cuantos asalariados les gustaría trabajar en casa, sin jefe y organizarse ellos? Y gestionar por lo menos una parte del dinero que traía el hombre porque su trabajo no le deja demasiado tiempo para hacer la compras.

Dijo Einstein algo sobre el infinito y la estupidez, no contempló que esta última va de la mano de la ambición, porque, otra pulsión que está arraigada en lo más profundo de nuestro ser es la de medrar, ir a más, sin límite.
Y las mujeres que ya tenían una posición muy cómoda en muchos casos, tal vez aburridas de reunirse para tomar el té de las cinco, a través de la envidia empezaron a ambicionar roles, posiciones y actividades que, por ser un bien a proteger (de hecho una mercadería, como lo es el hombre también en el mercado laboral) estaban más bien restringidas a los hombres.

En algunas generaciones los roles de género se desdibujan y ya a nadie se le escapa que nos dirigimos a una suerte de hibridación de los géneros que sólo va a ir a más. Lo estamos viendo. Las mujeres ya no necesitan realmente ser mantenidas, han descubierto que, más allá de la ventajas de la monogamia en la que tienen a un hombre trabajando para mantenerlas pueden obtener mucho más partido de una situación de poligamia con diversos hombres pugnando en el cortejo por su favores, se consumen estos, o no. Los réditos que obtienen sí son tangibles por más etéreas que sean las recompensas de algunos de sus pretendientes.

Al final no deberíamos olvidar que tan sólo somos animales y los rituales de cortejo son solamente algo más sofisticados que dos perros en el pipi-can olisqueándose el culo. Pero lo peor no es que los hombres trabajen para las mujeres, cosa que ya hacían. La base biológica en ello es la de sostener a la progenie, lo divertido es que, en la gran mayoría de casos ni siquiera hay progenie y las mujeres siguen disfrutando de todos esos réditos. Y mejor que no haya al ritmo que va el mundo. Pero no deja de ser un abuso importante de una parte respecto a la debilidad de la otra, tan repugnante como ver a un hombre imponiendo su superioridad física sobre una mujer.
Sí, tan deleznable como la violación. En cierto modo, os están violando. No os dais cuenta porque no os duele el culo. Así que, queridos esclavos de vuestras pollas, hasta que aprendáis a controlar vuestras bajas pasiones seguiréis siendo el pírrico ejército de pagafantas que sois. Y eso os pasa por chochoadictos. Y bueno, dicen que sarna con gusto no pica, pero tampoco es menos sarna.

Lo triste es que a los que creemos que pueden existir otro tipo de relaciones y sexualidad más sana (alguno más habrá) nos los ponéis muy difícil, convertís a vuestras hijas, hermanas y madres en putas ociosas sin más objetivo en la vida que hallar el modo de vivir de las rentas de vuestro trabajo. Ambos géneros tienen su tentación, ellos la de pensar con el nabo y ellas la de vivir del nabo de alguno. Y francamente, no veo yo ahí un atisbo de dignidad. Tampoco la mayoría de ellas ha encontrado una respuesta y ni siquiera tienen la excusa de una polla entre las piernas que les esclavice. A las numerosas y honrosas excepciones, espero que sepan disculparme la burda generalización pero es que, grosso modo, lo descrito hasta aquí es el escenario en el que estamos, en términos generales.

Y todo esto viene de que ahora parece que se ha abierto un debate en torno a la prostitución, ¿por qué no se puede pagar por follar? De hecho ya se hace en todas partes, no sólo en los burdeles. La selección natural, dicen. Bueno, de sabios es calcular las consecuencias de los propios actos. Pero es mucho pedir a alguien que piensa con la polla y a alguien que gana en media o una hora lo que tú ganas quizás en ocho.

Mejor no incluir en este breve análisis el rol de las distintas clases sociales, lo haría todavía más denigrante.
Sólo apuntar que a los que lo pueden comprar todo con dinero el escenario actual les va bastante bien, o eso se piensan. El tipo de sexualidad que conocen como servicio a cambio de dinero, o cuando no de regalos, viajes u otras atenciones es a lo más que podrán aspirar y ni siquiera se plantean que pueda existir algo más.

No voy a ser yo el que se ponga en plan cursi a hablar de amor y blablablá. Prefiero pensar en términos de honestidad, sinceridad y respeto. De esos valores que hoy valen tan poco y que, por lo que se ve, con tan poco se compran. Pero qué le vas a decir a las ovejas que vuelven solas al corral y lo harán hasta el día del matadero.
Probablemente tienen lo que se merecen. Por mí que os entierren con volquetes de putas. Haced lo que os venga en gana, sólo una advertencia: recogeréis lo que sembréis.

jueves, 2 de agosto de 2018

La distopía de cada día

Volverá la lucha de clases, tan largamente postergada por la anestesia de la expansión monetaria.

Siempre se quiso contentar falsamente a todos, dar dinero a todo el mundo, sobre todo a los que tienen más, con cargo a una deuda que ha terminado por socavar el más mínimo atisbo de solvencia cuando no de liquidez.

Se terminó la expansión crediticia y con ella el crecimiento económico, tal vez sólo nos quede por ver algo tan absurdo como los tipos de interés negativos, ése es el momento en el que estamos.


Solucionar el problema requiere una acción internacional coordinada, requiere una verdadera redistribución de quitar allí y poner allá en lugar de poner aquí más y allí menos pero no hay donde hallar ni el valor ni la cordura.
 
Aún así las multinacionales se comprarían su feudo y su ejército para defender lo que han robado con sangre. La de otros, por supuesto.

Lo que nos aguarda es ver la catedral de Burgos rebautizada como la catedral de -inserte aquí nombre de multinacional-, y así con calles, plazas,  avenidas, estadios; estaciones de metro con nombre de alguna marca o producto comercial.

Alguno podría pensar que los mismos cuerpos serán alquilados como espacios publicitarios pero estaría muy lejos de la verdad. Los propios consumidores  pagarán por lucir el logotipo de aquella marca o la otra como símbolo de status, prestigio o cualquier otra mentira de la mercadotécnia y ofrecerán su trabajo para poder distinguirse con el sesgo más común.

El capital lo devorará todo hasta fundir la dignidad que tal vez un día tuvimos con el mismo olvido. No es una distopía futura, está sucediendo hoy. En ese momento estamos.

martes, 17 de julio de 2018

La externalización

Lo vemos constantemente, a todos los niveles, a veces sin darnos cuenta.
Sólo parecemos darnos cuenta cuando nos afecta directamente y aún así somos incapaces de concebir el marco general.
Somos conscientes de la externalización cuando en lugar de contratarnos la empresa para la que trabajamos nos contrata otra que a su vez presta nuestros servicios a ésta. Ya sea mediante una Empresa de Trabajo Temporal, una cesión ilegal o cualquier subterfugio administrativo. La realidad de los hechos es exactamente la misma. Sólo se pretende externalizar una serie de efectos "indeseables" de lo que realmente interesa, las idénticas funciones al margen de la realidad burocrática.

No es nuevo, claro,ni tiene nada de original. Algo semejante sucede a nivel global mediante deslocalización. Se lleva haciendo desde la revolución industrial con los costes medioambientales, antes sin pudor alguno, ahora tal vez con algunos reparos pero la realidad permanece inmutable desde que los hombres creyeran haber domado el fuego.

No es diferente de la delincuencia que llena las cárceles. La sociedad externaliza sus costes como si se hallara en condiciones de separar lo "malo" de lo "bueno", ignorando o puede que ocultando el oscuro secreto de que son causa y consecuencia indisolubles. Que una cosa es efecto de la otra y que ambas son imposibles de desvincular.

Y por eso vivimos en un mundo repleto de cárceles, vertederos y trabajos basura. A poder ser bien alejados de las miradas sensibles de las clases acomodadas que escapan a la indolencia. La realidad es de un mal gusto espantoso.

miércoles, 20 de junio de 2018

La vieja comedia

Iba a decir nueva pero es que en realidad de nueva no tiene realmente nada. Sólo hace falta repasar los currículos de los más insignes cómicos nacionales en términos presentes: Wyoming se confirmó con el Reverendo al piano en un bar de Madrid, mucho antes de que llegaran aquí los efluvios de la standup comedy. En la trayectoria de Buenafuente no es difícil encontrar en diferentes grados el uso del recurso, más voluntario o menos, en él mismo o a través de colaboradores actuales y pasados, desde Raúl Cimas o Berto a Paco o Palomino.

Ernesto Sevilla lo ponía en palabras claras durante una de sus participaciones en el ya clásico Club de la Comedia: a ver si os pensáis que esto lo puede hacer cualquiera.
Florentino se pasó muchos años como vigilante de seguridad hasta que se coló en el show bussines casi por accidente.

Pero el que lo ha convertido realmente en un “late motive” es sin duda Broncano. Siempre pensé que en lugar de un apellido era un apodo, levantando las manos con cara de susto: ¡bronca no, bronca no! Pero yendo a lo que nos interesa, ya debería estar bastante claro de lo que hablo y definido en una palabra debería ser improvisación. Con todo lo bueno y todo lo malo que eso conlleva.

He de confesar que vengo viendo videos de su programa la Resistencia de forma un tanto compulsiva, fascinado en algún tipo de lobotomía hipnótica o trance semejante.
Del de Orcera se puede decir que tiene tanta facilidad para meterse en charcos como para salir de ellos casi inmaculado, sin saber aún que facultad es más sorprendente de las dos.

Eso da lugar a un fenómeno muy curioso, más notable si cabe en las entrevistas. Uno puede conocer a la persona o al personaje entrevistado como si fuera familia suya, casi y conocer su discurso y sus puntos de vista. Incluso con toda probabilidad algún día la IA nos permita entrevistarnos con grandes personalidades de la historia preguntando lo que nos venga en gana y obteniendo un perfil coherente. Pero lo que es seguro es que nunca hemos visto a nadie enfrentado al abanico de texturas surrealistas que la conversación con David plantea. Eso no habrá nunca IA que lo sustituya. O sí, pero será mucho más cara. ¿Tú cuánto dinero tienes en el banco?

En un símil de sus palabras cabría decir que lleva al entrevistado a su corral y se revuelcan felices entre barro y heces como gorrinos salvajes. Eso es la hostia ¿eh? Pero no, no es nueva comedia porque al final es lo que se ha hecho toda la vida en la barra de cualquier bar, así que cuando a Ernesto Sevilla le dijeron algo como “llévame a tu programa que yo soy muy gracioso” se comprende la desconfianza, pero no se justifica del todo.
Porque al final sucede una de dos, o bien el tipo es gracioso y te descojonas o bien no tiene ni puta gracia con lo cual, inevitablemente, te descojonas también. Yo lo veo así, aunque no sé si siempre ha funcionado de ese modo, tal vez sea que la gente fuma cada día cosas más raras y ya traen la risa floja de casa.

Podría alargarme definiendo el estilo, sus calculados (o no) ankward moments & weird feelings que dotan al show de un realismo poco visto en televisión. Con ventajas colaterales: al final no todo tiene que encajar a la perfección como el reloj suizo que es hacer televisión y eso es tremendamente liberador. Una dosis de buena realidad de pueblo en los tiempos de esta falsa hiperrealidad.
Y cuando alguien tiene delante a otro diciendo tamañas burradas pues es inevitable desinhibirse, no es posible decirlas más gordas. El resultado son las entrevistas más raras que uno pueda imaginar, al parecer el surrealismo ha llegado también a la pequeña pantalla. Visualice Vd. un video de dos perros follando aquí.

No he mencionado a muchos otros que seguro que han incurrido con mayor o menos acierto en este pantanoso terreno, desde Faemino y Cansado a los vecinos de Cimas o el maravilloso Joaquín Reyes. Aunque bueno, he mencionado a Ernesto dos veces que es como su teleñeco. Ignatius a pesar de ser canario en lugar de una hora de retraso lleva demasiadas décadas de adelanto, algo que tal vez comparte con Leo Bassi además de cierto tono, aunque al final todo es cuestión de gustos.

Desde luego no son los brillantes guiones del defenestrado Caiga Quien Caiga (cuánto echo de menos las clases de ética periodística), que nadie se confunda, el nombre de la Resistencia responde al diagrama de un circuito eléctrico y no a burdas secuelas de Star Wars, y me da a mí que más por las acaloradas e incómodas situaciones que se crean (a la par que divertidas y entrañables) que a cualquier tentativa revolucionaria desde un canal de pago en la cadena de la compañía de telecomunicaciones que cierto ex presidente nos expropió a todos (besito en la solapa).

Y es curiosa la coincidencia porque en esta vieja comedia para la que sí parece valer “cualquiera”, y ahí está el Señor Miguel Maldonado (señor feudal) que dio sus primeros pasos en televisión tras las cámaras y no tan fiel escudero del hidalgo bolchevique Facu Díaz, también parece valer cualquier lugar. Faemino y Cansado empezaron en el retiro, a Flo igual tampoco se le caen los anillos por ir a un escenario al aire libre. Pero lo cierto es que tanto La Resistencia como No Te Metas En Política (NTMEP, qué increíble acrónimo, como de divinidad egipcia) se hacen por lo general en sendos teatros madrileños. Salvo honrosas excepciones, por supuesto.

Más curioso todavía es que entre el público de No Te Metas En Política es donde se puede localizar a cierta resistencia y en la Resistencia, poco más o menos, no se metan en política. Entonces, ¿esto es la nueva comedia? ¿o un nuevo modelo de negocio que es viable? O tal vez volvemos a la vieja comedia y al viejo modelo, quién sabe.
Si uno acude a los grandes clásicos para ser socorrido ante la acuciante duda es imposible no recordar los milimétricos relatos de Gila o el infinito repertorio de Eugenio. ¿Son buenos, eh?

Recuerda en algo al formato tradicional de monólogo en el que hay demasiadas estrellas para mencionarlas a todas. Y seguro que también Chiquito tiene algo que ver en todo esto.
Pero la interacción viene a traer algo distinto, destruyendo en parte y necesariamente algo de lo anterior. Ya no pueden ser esos guiones en los que cada inflexión está mil veces revisada ante el espejo y de tiempos cronometrados, aunque siga siendo televisión. A cambio hay cierto grado de algo mágico e impredecible. Impagable. Cierta espontaneidad. Al final los señores que salen por la tele parece que eran humanos. O han recordado que lo eran. Tal vez de eso va la vieja comedia.

Buena, mala, son nociones relativas. La buena no es la de cal ni la de arena, lo bueno es que haya una de cada. O tal vez sólo nos apetece ver personas como las de siempre, como las de antes en la barra de cualquier bar en estos tiempos cada vez más fríos y distantes, de tecnología digital, de soledad en compañía y compañía en soledad.