domingo, 17 de febrero de 2019

El secreto de la felicidad

Dicen que el secreto de la felicidad consiste en convertir tu trabajo en tu hobby.
Puede parecer algo aventurado ya que una de la características intrínsecas de la vida es que nunca sabes que había realmente en el otro camino de ese desvío que dejaste atrás.
No es como en esos viejos concursos de la tele en los que tras cada puerta hay un premio y tras decidirte por una abren la que guarda el coche, ese premio estelar de todo concurso casposo y me medio pelo con algo de presupuesto.
Yo ni siquiera tengo carné de conducir. Imposible no recordar aquí la sobresaliente película Concursante.

Pero no nos desviemos, la ambición de todo mortal es hacer lo que quiera y cobrar además por ello y eso se traduce para muchos en conseguir que su trabajo sea su hobby, afición, vocación, etc. El mundo es de lo valientes. Y de los optimistas.
El es por cierto, sea dicho de paso, una puta mierda. Las más de las veces me temo que sucede lo contrario: lejos de convertir tu trabajo en tu hobby, es tu hobby el que se convierte en tu trabajo, si uno alcanza su empeño en el camino hacia la plenitud materia y espiritual, al menos es lo que dice el manual para el éxito en la vida más difundido por todos.
Huelga decir que ninguno de ellos saben si les hubiera ido mejor o peor tomando distintas decisiones en las encrucijadas que se les presentaron. Pero eso es lo que se dice.

sin embargo sucede que en tal ambición, aunque razonable, ese pequeño, casi exiguo reducto de libertad total, sin plazos no horarios, sin ningún carácter de obligatoriedad, sin la necesidad de alcanzar ningún fin concreto ni de ser medio para ningún fin más que las metas que uno libremente se pueda fijar y modificar al gusto y en cada momento, eso que es tal vez lo más valioso en la vida, eso simplemente se pierde.

Entonces, ¿por qué la gente dice eso? ¿Nadie ha leído a Mark Twain? ¿Nadie sabe ya quienes son Tom Sawyer y Huckleberry Finn?
Está en el primer capítulo. Castigan a Tom a pintar una valla. él termina cobrando a un amigo por llevar a cabo su castigo.
Bueno, entonces ¿qué es trabajo y qué no lo es? Desde luego no lo determina la actividad en sí propiamente dicha, eso sería una visión bastante corta de miras. Cierto es que nadie se metería en una cloaca por divertimento. O quién sabe.

Trabajo sería tener que bajar a esa puta cloaca un día y otro día y así semana tras semana mientras los meses se convierten en años. Y si además es actividad es lo que en algún momento fue tu hobby, han conseguido además robarte una de las pocas cosas que realmente te apasionaban de la vida.

A mí me gusta escribir. Disfruto con ello. ¿Debería tratar de conseguir publicar una columna diaria en algún medio escrito?
Nunca he escrito sin ganas, lo cierto es que no sé como me sentiría. Pero no me parece la panacea. Lo cierto, lo grave, es que no existen soluciones mágicas y cuanto antes sea uno capaz de aceptarlo en mejores condiciones podrá afrontar la situación real.

También me gusta tocar la guitarra, dibujar y otras muchas cosas y de alguna manera intento integrarlas las unas con las otras sin más restricciones que las de mi criterio. Y seguramente eso no sea lo mejor para el producto final. Pero es que el producto en este caso es más bien secundario. Tal vez caiga en algún momento en la tentación de intentar algo parecido, y digo intentar porque además no es fácil, hay millones de personas tratando de aplicar la receta de "haz que tu trabajo sea tu hobby". A algunos les irá mejor que a otros pero el caso particular no invalida el argumento hasta aquí expuesto.

Y no sólo eso, has de estar dispuesto a convertirte en un producto sometido a las leyes del mercado. Es casi la definición de lo que aborrezco más profundamente. Y si alcanzas éxito, fortuna y fama... la meta de todo ser humano en esta sociedad capitalista, ¿no? El dinero dejaría de ser un problema, que gran alivio. Tal vez pueda empezar a serlo algo tan simple como tomar una café en un bar. Qué gran suerte poseer cantidades ingentes de dinero para poner a los demás a tu servicio contra su voluntad en la esclavitud de lo que llamamos trabajo. Eso no va a hacer del mundo un lugar mejor, a duras penas tu vida.

Ni siquiera concibo la felicidad como un fin en sí mismo pero si tuviera que buscarla sería más por el camino de los estoicos que por el de la abundancia para tratar de llenar el saco roto que es el alma humana. Qué más podría odiar yo que hallarme complacido en el mundo que detesto, aún sabiendo que tal cosa no es posible.
Si la solución para mí no es la solución para ti es que no es la solución, no me sirve.
Así que tal vez espere un poco más para hacer la eterna ronda por las diversas editoriales.
Con algo de suerte tal vez la muerte me alcance antes que el error. Antes de sucumbir a una tentación tan humana como es la de desear ser un liberto en un mundo de esclavos.