viernes, 28 de febrero de 2025

Las redes sociales y el pensamiento único

Vale la pena comentarlo porque en un principio se ha vendido siempre como lo contrario: internet y sus plataformas como un lugar de libre intercambio de ideas donde todo el mundo se puede expresar y aprender del resto.


Quizás en algún momento pudo ser algo parecido, pero hace mucho que no es así, y de hecho juega el papel exactamente opuesto. Son medios de incomunicación, literalmente. Te levantas y lo primero que haces es poner la tele, la radio o mirar el móvil. Enciendes la lobotomía para sumergirte en una realidad que no existe y diseñada para dirigirte a donde quieran que vayas. Se podría decir que nos manipulan, pero parece más apropiado afirmar que nos pastorean.


Al final youtube es la nueva televisión, muchos canales, con la falsa impresión de poder elegir cuando en realidad sólo escoges entre la limitadísima oferta que plantean. Y ni siquiera tienen que diseñar un contenido específico, simplemente escoger lo que les interesa de entre la amplísima oferta real. Lo que no interesa no es que se censure, es que se hace que no exista. Lo cual acentúa aún más la diferencia en medios (de producción, al final, el análisis ya lo hizo Marx) en una efecto que se retroalimenta. 


El papel de plataforma neutral citado en el primer párrafo es tan incompatible con el diseño de las redes sociales como con su modelo económico, no es nada que pueda sorprender mucho a estas alturas.


Luego, el hecho es que nos pasamos el día enchufados al NO-DO, aquel “noticiero universal” franquista, o a su equivalente de este siglo. Cosa que, hablando de una red, resuena de forma bastante divertida. Al final da igual que esté bajo un control público o privado, lo determinante son los objetivos y los medios empleados. El fin y los medios. La realidad es lo que queda cuando apagas la televisión y dejas de mirar lo que a la postre no es más que una pared. Un espejo negro. Un espejo de feria que devuelve una caricatura de la realidad en manos del mejor postor.


Natural que, siendo así las cosas, la mitad de la población llegue incluso a votar contra sus intereses de clase. La cuestión es que no se puede ganar en un juego amañado. Y lo más triste es que para la mayoría de los de abajo el único objetivo es estar arriba, nunca subvertir las reglas del juego. Es ese tipo de corrupción, más difícil de eludir que un perfume. Esa gran mierda perfumada. Tal vez la manera de, ya no ganar, sino de no perder, es no tomar parte en el juego. No tiene sentido tomar parte en una "conversación" en la que no puedes hablar. El hecho es que nunca fue una conversación.


No sólo vivimos sumergidos en un universo de entretenimiento que nos lobotomiza, pagamos por ello. Somos completamente adictos. Es el soma de Huxley en formato audiovisual. No sólo nos acabaron implantando el famoso microchip de los conspiranoicos, nosotros mismos pagamos la cuota de conexión religiosamente. Pagamos la cuerda con la que nos cuelgan.


Bien incomunicados entre jornada y jornada laboral, no hay mucho más objetivo. Y sostener un relato que hace aguas por tantos lados, en el que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia y sigue existiendo, por supuesto, un monopolio del conocimiento: historia, economía, incluso la física. Hasta los números, bajo tortura, “confiesan” la “verdad” precisa.


Así que no es sólo que las redes sociales promuevan el pensamiento único, es que ese pensamiento único es una mentira consciente y con la voluntad clara de mantener a la gente incomunicada en su ignorancia, por más que aquellos que forman parte de los engranajes que articulan el aparato de desinformación no tengan siquiera la menor idea de ello. Y al que bien se le paga, pues menos interés tiene en encontrar las respuestas a problemas que ni siquiera son directamente suyos, por supuesto. Y supongo que no hay mucho más que decir, bienvenidos al NODO, ésa es la Matrix. Al menos que sepas por donde caminas.

 


 

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