domingo, 24 de noviembre de 2019

El tiempo tiene ojos de vaca

El tiempo no existe como tal. Lo que existe es un sistema que experimenta cambios a diversos ritmos y poniéndolos en correlación decimos que medimos el tiempo. Lo que medimos es movimiento que es a la postre lo único que existe, movimiento en el espacio.

El movimiento se puede expresar del mismo modo que una medida de espacio más una velocidad sin aceleración. Desde Einstein por lo menos sabemos que el movimiento es relativo de un cuerpo hacia otro. Del mismo modo el paso del tiempo es relativo al movimiento de los cuerpos.

Si dos cuerpos se mueven de forma paralela a igual velocidad o aceleración en el mismo sentido no existe movimiento apreciable entre ellos.

De la misma manera si no hay ningún movimiento en los cuerpos o todos lo hacen del modo descrito más arriba no existe la posibilidad de apreciar "tiempo" alguno.

Solemos pensar el tiempo como el medio en el que se desarrollan las acciones y el espacio como un vacío que las alberga.
En realidad es justo al revés: el espacio tridimensional es el medio donde las acciones tienen lugar y el tiempo es un vacío, una ausencia de oposición a que esas acciones tengan lugar.

La única prueba que tenemos del llamado paso del tiempo son los cambios en los cuerpos, más precisamente en nuestros relojes, ya sea a través de la vibración de un átomo de cesio, un cristal de cuarzo, la caída de granos de arena o el desplazamiento de un sombra con el movimiento aparente del sol.

Pero el tiempo carece de cualquier propiedad física como entidad propia. Lo que medimos realmente son cambios en la materia, luego, movimiento. No hay ninguna necesidad de conceptualizar un medio en el que esos movimientos suceden a nivel temporal, al contrario que en el espacio.

Sabemos que las ondas son la vibración de un medio y por lo tanto el espacio es necesario para entender el desplazamiento de la luz. También sabemos que la luz posee una cantidad de movimiento muy elevada que palidece ante la magnitud de las distancias. Y decimos que tal fenómeno astronómico está a 1 año luz de distancia. O por lo menos que estaba allí hace un año.

En un año suceden muchas cosas: un curso escolar, un cambio de dígito en el calendario y un largo etcétera pero el tiempo por si mismo no hace nada. No envejece, no tiene sabor ni color ni olor, no pesa, no tiene ubicación, no hay un momento distinto de otro y no, no se mueve. El tiempo no pasa, somos nosotros los que vamos pasando.

No existe una sola evidencia para invocar la existencia de algo llamado tiempo en términos físicos. Muy al contrario es una herramienta mental de la que nos proveemos para situar los distintos acontecimientos en un eje secuencial e imaginario. Imaginario aquí es la palabra importante. Y es que la ciencia actual sufre un cierta dolencia que podríamos denominar "modelitis". Esto es que el modelo se inflama cobrando entidad hasta sustituir a la realidad que pretende representar. Y la modela en lugar de ser su modelo.


Si pasa con algo tan sumamente elemental como el tiempo, razón de más para hallarlo en los límites de teorías tan asentadas como la relatividad y sus agujeros de gusano o la cuántica y su realidad probabilística.
En mi opinión la realidad es susceptible de responder a un modelo de forma completa, aún por aproximación, pero eso no significa que se trate de los modelos actuales.

Volviendo a la medición del tiempo, lo que hacemos es comparar dos velocidades, dos cantidades de movimiento, del mismo modo que comparamos dos cantidades de espacio. Y como ya se ha dicho el movimiento es espacio transitado a una velocidad, constante para el uso dado.

Me gustaría ofrecer más pruebas de la no existencia del tiempo pero es una pequeña trampa: no es posible demostrar que algo no existe. Por eso la carga de la prueba cae en el lado afirmativo y lo cierto es que no hay una sola evidencia de que el tiempo exista, sea acaso esa bastante prueba de que no hay lugar para el tiempo, por lo menos en términos físicos.

Algunos suelen aludir a la dilatación temporal predicha en la relatividad y observada experimentalmente en el desfase que se da en los relojes de los satélites y que obliga a rectificar con cierta frecuencia su trayectoria.
Pero veamos con detalle que nos dice el fenómeno observado:
nos dice que la materia experimenta los cambios a una frecuencia inversamente proporcional a su velocidad.

Nos da a entender que su vibración intrínseca que la conforma y su desplazamiento en el medio (espacio) forman parte de un todo cuyo valor total se conserva. De un monto de movimiento total. ¿Significa eso que el tiempo se mueve más despacio a mayores velocidades? ¿O son nuestros relojes lo que se detiene? Relatividad de nuevo, como es propia al movimiento y como ya observara Einstein.

No tenemos forma alguna de medir tiempo que no esté sujeta a los avatares propios de la materia que conforma nuestros relojes, por lo tanto debemos asumir que lo que medimos son cambios en la materia y no tiempo alguno, concepto que debería quedar relegado al de instrumento para la comprensión y explicación de fenómenos antes que su estatus actual de entidad real y física.

Y para ilustrarlo vale la pena recurrir a la cultura popular, en este caso al "bullet time" de Matrix.
En ese fenómeno en virtud de los efectos especiales vemos como el supuesto paso del tiempo se mantiene para el espectador privilegiado y para el "elegido" protagonista del film mientras que el resto de la realidad física transcurre de forma ralentizada. Pero eso no es una dilatación temporal, es una ralentización de la materia que a la postre es en sí misma una forma de movimiento.

Sucede que en la realidad no podemos elevarnos a esa posición de espectador privilegiado y por lo tanto sólo podemos certificar que ciertos cambios han sucedido más despacio, con el ajuste correspondiente.

Tan importante como las teorías, o más incluso para seguir avanzando, es darles la interpretación correcta. No sirve en términos de progreso tener una teoría que arroja predicciones correctas si la interpretación que se le da nos desencamina en los siguientes pasos con el consiguiente bloqueo o búsqueda de hallazgos más bien fútiles.

Y lo cierto es que lo hemos entendido todo al revés desde el principio: el espacio no es vacío alguno sino el medio en el que tienen lugar todos los fenómenos físicos, siendo el propio espacio tal vez el primordial. Y el tiempo, lejos de constituir medio alguno es un vacío infinito y eterno.

Decía el escritor Manuel Rivas, según me contó un amigo, que "el tiempo tiene ojos de vaca".
Hoy creo que sé a qué se refería, consciente o inconscientemente: a ese negro absoluto impenetrable, a ese abismo vacío e insondable, a la más oscura nada. Y eso es lo que el tiempo es, nada. A veces hay que recurrir a otros lugares fuera de la ciencia, más poéticos, más literarios, para poder explicar lo que de hecho es ciencia de la mejor manera posible.