El cuento lo conocemos todos y no lo entiende nadie. Igual es porque no es exactamente como se ha contado. Sin embargo es un estampa que rememoramos cada año. San José, la virgen (ya empezamos mal), el “niño”, los animales, a la postre de trabajo, a los lados y una estrella con una cola curva sobre ellos. Y le llaman portal. Un portal, vamos, lo que viene siendo un portal.
Que a ver, en realidad se representa como un establo, pero… portal se le llama. Pero cuidado, que es que además los tres reyes magos luego avisarían a Herodes. Veremos.
La historia no es tan rara a no ser que escrutemos detalles en los que se ha insistido hasta la ridiculez, se diría, quizás no sin razón: el hijo de una virgen. Vaya bola curva, ¿no?
Yo soy un tío sencillo, intento tener la mente abierta, pero así a primer vistazo, o no era virgen o no era su hijo. Lo primero es motivo de chascarrillo, lo segundo no se lo he oído a nadie nunca mencionar.
Y es extraño viajar sin medios y con un presunto recién nacido a Egipto, que es donde se dice que Jesús pasó su juventud. Tal vez con otras piezas que no encajan podamos situar mejor ésta, porque lo de los tres reyes magos avisando a Herodes pues hombre, tampoco es un martes cualquiera.
A quien le hablen de tres reyes y no conozca la tradición cristiana tal vez pueda reparar en que es como se conoce, desde hace vaya usted a saber cuánto, a los tres astros que forman el cinturón de la constelación de Orión, el cazador. El hecho de que, precisamente en Egipto, se hallen las tres grandes pirámides que Bauval identificó como alineadas con esos “tres reyes” del firmamento debe ser pura casualidad.
Pero hay más, hay una estrella más. La llamada “estrella de Belén” siempre situada sobre el “portal de Belén”. Uno en principio espera ver representado un cometa o semejante con la cola recta, aunque hay casos para todo. Pero a ver si va a ser otra cosa, porque es otro rasgo persistente: esa curvatura.
A estas alturas no es difícil empezar a atar cabos, aún a riesgo de patinar.
Pero si, por cualquier motivo, se aparece un niño en un pajar, a una pareja que vaya a saber usted qué estaría haciendo, seguramente alimentado a las bestias, pues puede ser una situación complicada, más si al gobernante de turno le da por matar a los infantes.
Lo bastante para, hasta sin recursos, desplazarse lejos huyendo de preguntas incómodas. En los pueblos se sabe todo, y un embarazo, más. Lo raro es que aparezca un niño sin embarazo (aparente), aunque también puede pasar. Y si apareciera, no sé, digamos con tres años, más raro sería aún.
Cabe mencionar que actualmente se piensa que Jesús habría nacido en entre el año 6 y 4… antes de Cristo. Imposible de justificar y, bueno, desde cierto punto de vista sí sería el hijo de una virgen. Claro que, habiéndolo hallado en un pajar yo no me ceñiría al sentido literal del término.
Bromas aparte, existe un evangelio apócrifo, conocido como el de “pseudo-Mateo”, que se atribuye al propio evangelista pero no habría traducido del hebreo. En él se narra el episodio, entre otros. Lo que se propone es una lectura en clave simbólica que estaría camuflada bajo un relato de acontecimientos.
Y a quien no le guste mi explicación siempre puede quedarse con la tradicional “obra del espíritu santo”. ¿Una paloma, eh? El revoloteo de alas que debieron escuchar en el pajar, claro. No vienen niños de Orión cada día, en principio. A ver si la luz curva no estaba en el cielo y quiere representar, a la manera que lo podía explicar la gente de aquellos tiempos, algún tipo de… ¿portal? Y si me tomo un poco más de tiempo igual te saco hasta de cual de las tres, pero supongo que no es lo más relevante.
¿Ah, que no sabías que Jesús vino en un “platillo volante”? Pues colega, lo de “mi reino no es de este mundo” no digo yo que lo aclare todo, pero alguna pista da. O portal, vamos a dejarlo en portal.
Desde luego hay más incógnitas que certezas, pero qué duda cabe que las claves está ahí. Para quien sepa leerlas. Y esté lo bastante libre de complejos para pensar al margen del dictado pero sin dejar de prestarle atención. Quizás había animales o quizás sólo representan fuerza, quién sabe. O quizás el establo es consecuencia del pesebre y el pesebre representa algo que no se entendió bien, ¿una cuna?
No sería la primera vez que un niño se cae al recinto de los osos polares, claro que no de tan alto como desde Orión. O podría tratarse de un enviado, pero no parece que aquellos que organizaron la sociedad que construyó las pirámides tengan mucha prisa por volver, y tal vez mejor. Demasiados flagelos para mi gusto.
Sea como fuere, la cosa no se puede decir que acabara bien. Nada bien. De hecho se diría que jodidamente mal, claro que uno ya no sabe que versión del cuento creerse. Que judas hubiera besado a otro explicaría de forma muy simple la resurrección y tal vez fuera esa su traición, culpa que no habría soportado viendo el desenlace, quién sabe. Eso abre la pregunta de a quién cojones crucificaron y explica en parte que fuera Barrabás el indultado.
Hay toda un línea narrativa que habla de un posterior viaje hacia oriente, quién sabe. En tiempos recientes el poder hegemónico de la sociedad insistía en meternos con embudo el dogma de la santa trinidad. En tiempos más recientes (los equilibrios de poder cambian) se ha pasado prácticamente a la negación absoluta del relato. Pásese usted 2000 años haciendo iglesias para esto.
Pero qué duda cabe que hemos prosperado, hemos pasado de campo de trabajo y burdel a zoológico. O quién sabe, tal vez tengamos montado aquí un desastre tal que conmueva hasta a los mismos dioses.
Lo curioso del caso es que yo, como cualquiera sensato, pensaba que el portal estelar (stargate) estaba en Jerusalén, en el supuesto templo de Salomón, bajo lo que vendría a ser hoy la explanada de las mezquitas o por ahí, bajo la cúpula de la roca, no en un establo de Belén. Así que supongo que debe ser simbólico.
Sería buen momento para que aquellos que saben, por lo menos lo que les han legado, empiecen a hablar en lugar de tenernos deduciendo, sin duda van a quedar peor retratados si la historia la cuentan otros. Y de una forma u otra será contada.
Cojamos una historia al azar, por ejemplo, la de la saga Stargate: nunca será la misma historia que si la contara, por ejemplo, Ra, aunque narre los mismos hechos.
Pero bueno, dado el entendimiento del que hacemos gala, podemos cagarnos en la santa sede, pero al final el caso es que el chaval habría “nacido” de una “virgen” en un “portal” de “Belén”. Más o menos. Desde cierto punto de vista, que decía Obi Wan.
¿No sería María una de las sacerdotisas del templo? (Sí, según el mencionado apócrifo, además se diría que la más "pelota" de todas) Porque lo que es seguro es que si hay palomas, hay mierda que limpiar. ¿Quién no se ha llevado a su pareja alguna vez al trabajo estando solos? ¿O quién no se ha llevado alguna vez el trabajo a casa? A saber.
Y por el otro lado, Stargate no puede presumir de ser el pináculo del CGI, pero si tal cosa como la representada existiera, debería ser sin duda fascinante, como lo es la física que no se ha contemplado jamás antes, como un arco eléctrico por ejemplo, un nuevo fuego. Tal vez lo bastante llamativa para seducir a un pequeño infante despreocupado. Siendo así, lo que sobraría es la cuna-pesebre, o tal vez cayera en uno, a saber para que podrían usar en tiempos aquello. Debería ser bastante aparatoso si ni los persas, ni los romanos, ni los templarios se lo llevaron consigo.
Y, exista realmente o no, explica un poco el follón que hay montado en Palestina. O quizás es mucho más complejo y los “tres reyes” de Orión...¿te? fueron los que avisaron a Herodes de los ¿planes? de un tercero dando lugar a la matanza de los inocentes. Eso parece tener más sentido. Pero a su vez se supone que son los mismos que alertaron a María y José. Difícil de decir es. La cosa habría empezado aún peor de lo que acabó, y así se suele justificar la huida a Egipto, de la noche a la mañana, pero dos años después del nacimiento. Cuanto menos curioso, algo parece no encajar del todo ahí.
De lo que no hay duda es que lo de los tres reyes no puede ser casualidad. Los tres reyes, magos. De Orión. Oro, incienso y mirra. El evangelio canónico ni siquiera afirma que fueran tres ni que fueran reyes, sólo se refiere a ellos como “los magos” “de Oriente”. De alguna manera la impresión que da es que el relato hubiera ido construyéndose con el tiempo.
Y sea como fuere, huyen precisamente a Egipto, donde según la tradición judía fueron esclavos. Y precisamente desde Jerusalén (o Belén que está al lado), lugar donde según la tradición judía reposaba el “arca de la alianza”, en el sancta santorum del templo. Pero oiga, de portales no nos habían dicho nada, y el arca presumiblemente se la llevaron los persas y cuentan que estaría en Etiopía, a saber. Esperemos que no quieran hacer de Eritrea otro Israel. Desde luego se diría que el arca les interesa bastante menos.
Total, que sacamos poco en claro, ¿no? Al menos algunas ideas, algunos puntos que ir uniendo, una pequeña constelación. Pero lo que a nadie puede sorprender es que al final quizás no fuera hijo (en el sentido biológico) de una virgen. Otras explicaciones cabrían, pero lo cierto es que ya olía raro.
Lo que empieza a hacerse evidente es que la clave de nuestros orígenes se hallaría en Orión.
Y, curiosamente, tenemos una rica tradición griega en la que Orión es un personaje, con el curioso don de “caminar sobre las olas como sobre la tierra”. ¿Es posible que tal “milagro” deba leerse en clave simbólica como una suerte de referencia? Anda, si caminaba sobre las aguas: como Orión.
E intentó violar a las Pléyades, a saber. Toda esta cosmogonía mitológica bien podría ser un cierto intento de transmitir algunas ideas, más o menos cifradas sobre lo que hoy se viene a conocer como “exopolítica”, que nadie sabe de donde sale, quizás de alguna fantasía perturbada, pero estar, ahí está.
Pero centrémonos: Jerusalén. El pacto de Abraham, el templo, el arca. Que se perdió. Y al cabo de los siglos, unos 500 años… mismo sitio. Es una pena que la verdad haya quedado, bien bajo el secretismo, bien bajo el dogma, haciendo prácticamente imposible entender realmente nada.
Para algunos lo aquí expresado podría ser una completa herejía y los textos sagrados, sagrados son, y tal vez ni siquiera deben ser interpretados. Servidos de la razón y conociendo las obras del hombre, por muy imbuidas de los dioses que estén, en mi opinión deberíamos de partir de cierta suspicacia honesta.
Al final el Corán, entre otras muchas cosas, es fundamentalmente un crítica a los judíos por parte de sus vecinos señalándoles como habrían desatendido la fe en su propio dios. Y en él se reconoce implícitamente el pacto con Abraham. Pero el arca de la alianza desaparece y de Yavhé no se vuelve a saber. Y casi mejor porque se diría que tenía bastante mal carácter.
O bueno, no se vuelve a saber nada del tema hasta que unos 1500 años después del supuesto pacto, estamos con la historia del portal, que vaya usted a saber. Y aún hoy se supone que esperan una segunda venida, profecías, etc, etc. Tal vez cosas de tener a tonto loco junto o tal vez es que algunas cosas pasan.
Puede que la serie animada Rick & Morty no sea la mejor fuente científica, pero si hablamos de portales no hallaremos tampoco fuentes mucho más rigurosas. El problema es que los viajes en el tiempo, especialmente al pasado, carecen de sentido físico, pero los agujeros de gusano sí que tendrían soluciones matemáticas dentro del marco de la relatividad.
La cuestión es que en algún episodio, entre las muchas locuras que plantean, hacen referencia a un posible desfase temporal entre ambos lados de un portal, no en el sentido de viajes en el tiempo propiamente dicho si no en el de la dilatación temporal. Algo parecido a lo que vimos en Interstellar. No en vano el asesor científico de la peli, Kip Thorne, es tal vez el ¿especialista? más conocido en el tema.
La teoría dice que a medida que un cuerpo acelera, su experiencia del tiempo, comparada con la de otro cuerpo, vamos a decir “en reposo”, se vería ralentizada. En el film de Nolan se ejemplifica con Gargantúa, un enorme agujero negro, y de alguna manera se entendería que la velocidad orbital es a la postre función de la masa del cuerpo orbitado.
Y lo cierto es que si el fenómeno del agujero de gusano fuera algo más que unas soluciones que se desprenden de la relatividad, habría que tener en cuenta la dilatación temporal. Las estrellas en el cinturón de Orión se estima que son entre 16 y 40 veces más masivas que el sol.
Si la dilatación temporal fuera proporcional a la diferencia de masa podríamos establecer una ventana, para los 1500 años entre el pacto y la llegada de Jesús de entre 37 y 93 años. 37 Sería desde la del medio, la más brillante, Alnilam. Oiga, yo que sé, cosas más raras se han visto.
Explique usted a un indígena la electricidad y el teléfono móvil. Que nosotros usamos cada día.
Porque desde el paradigma actual estamos habituados a contar años luz. Si tales agujeros de gusano fueran posibles, y ojalá que lo sean porque si no estamos abrumadoramente aislados, la distancia ya no sería el factor determinante. Aunque a saber como se habrían de hacer tales ingenios. La cosa es que parece que alguien ya se habría tomado el trabajo, en este planeta en tiempos que ni la historia recuerda.
Y dicha tecnología, ya sea real o en potencia, de ésta u otra índole, estaría en el centro de las disputas geopolíticas presentes. De otro modo se hace imposible explicar tanta insensatez.
El número 37 se diría que es especial, más que el 75 o el 93, pero al fin y al cabo estaríamos contemplando el asunto sólo desde el punto de vista de órbitas terrestres.
En cualquier caso, por el conocimiento actual, sólo a Betelgeuse se le estima la posibilidad de albergar planetas y ni siquiera estaría confirmado ni forma parte de cinturón de Orión en sí. Quién sabe. Pero si tres indicios son una prueba, tres ejes dan una coordenada.
Que al cinturón de Orión se le conozca como “los tres reyes” es la primera.
Que el viaje fuera hacia Egipto, lugar donde se hallan precisamente las pirámides alineadas con el cinturón de Orión es la segunda.
Que Orión, en la mitología griega, tuviera la curiosa facultad de “caminar sobre las aguas”, que es una buena descripción de nadar para quien no tiene una palabra para ello, tampoco parece una coincidencia. Ésa es la tercera coordenada.
Y sin duda se trataría de un “milagro”, pero muy distinto al que se presenta en la literalidad del texto. De hecho parece una forma arcaica de cifrar información: ¿sabes quién caminaba también sobre las aguas? Y apunta a con el dedo a esa constelación, que es la primera que vemos al mirar al cielo desde el hemisferio norte: Orión. El relato apunta a Orión. Y los hechos precisos de la narrativa bien podrían estar subordinados al valor simbólico, ya sea en términos generales o en episodios concretos.
Rasgos así se han utilizado para negar cualquier relación con la realidad de tal narrativa, planteando que la figura mítica sería un constructo de rasgos y elementos previos. Y hasta cierto punto lo es, pero quizás por motivos muy distintos a los achacados. La clave es Orión.
Y quedan dos líneas que tal vez podrían a llegar a ser no excluyentes: el accidente y el plan maestro, quizás del karma.
Porque si uno tiene, digamos, un cadáver en el congelador, es un desastre que un niño lo abra por accidente. O quizás el universo está enviando un mensaje.
Porque digo yo que en 1500 años uno encuentra un momento para llamar. Y en 75 también, si es que la dilatación temporal respondiera al criterio propuesto. A buen seguro los dioses están muy ocupados, qué duda cabe. Ya sabes por qué no les has visto el pelo. Eso unos, y la clandestinidad los otros. Y, a ver, tiene sentido, digamos que nadie se acerca tanto a la hoguera de motu proprio. Pero son los ladrones los que se mueven en las sombras.
Aunque por otro lado, a los ojos del mundo, lo que define al criminal o al héroe es la victoria o la derrota, al final es una vulgar cuestión de poder. Llaman pirata al que tiene un barco y al que tiene un flota, conquistador.
Uno de los aspectos interesantes de la idea de karma es que reúne el tan humano accidente con una suerte de plan maestro trascendental. O quizás sea a la postre sólo mera superstición, ignorancia. Acerca de las causas reales últimas. En esas tinieblas estamos. Tal vez incluso viendo fantasmas.
Quién sabe, tal vez el “accidente” hubiera llevado a ordenar un poco el congelador. Al final esto es un desmadre absoluto, 8000 millones de personas cada una tirando para lo suyo, pero lo cierto es que, en líneas generales, todo se controla tirando de unos pocos hilos. Pero nos hemos ido muy lejos del portal de Belén. Que al final era un portal, oye.
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