lunes, 13 de mayo de 2019

El temor de un hombre sabio

Prólogo

Es una sensación extraña, la de que algo subyace en la aparente calma y normalidad del transcurso de los días, una amenaza latente, inadvertida, impensable y desconocida de la que parece querer advertir un sentido que no tiene nombre.
Podría haber escogido otro título diferente al que Patrick Rothfouss le dio a una de sus novelas, y perdón por la fata de humildad que implica, pero no creo que hallara mejor expresión para poner marco a los pensamientos que quiero compartir, además, no cabría confusión alguna: esto no es una novela de ficción.

Muy al contrario viene a reunir un compendio de indicios, sospechas y evidencias que he ido recogiendo de forma intermitente  durante los últimos 10 años. Buscando esas piezas que no encajan o que han sido mal encajadas, o apartadas por no saber donde colocarlas en el que tal vez sea el más complicado puzzle, el de nuestro origen.

Durante mis reflexiones sobre la física cuántica realmente creía que abordaba tal vez la materia más compleja que se pueda abordar, la de un mundo físico tan pequeño que la interacción experimental con él adolece de grandes limitaciones y que obliga a inferir conclusiones a partir de unos pocos datos. También los temas de astrofísica pueden parecer la frontera última del conocimiento y ambos requieren de una aproximación matemática en muchos aspectos, tan valorada en nuestros días.

Sin embargo, uno puede darse cuenta de que más complicado que estudiar algo inabarcable o tan diminuto que interacciona con la mera mirada, es sin duda estudiar algo que ni siquiera está ahí. Que estuvo y ya no, que hay que aprehender a través de sus consecuencias. Esas consecuencias son nuestra realidad presente y esa disciplina se llama historia. Y requiere en buena parte el concurso de todas las demás.


Atlántida: de Platón al new age

De un tiempo a esta parte parece abrirse paso en la cultura popular, ya que el mundo académico parece bastante refractario, un fetiche intelectual (y a veces pseudointelectual) que parece extremadamente sugerente. Nos podemos referir al concepto con los términos "civilización perdida". Desde aún más atrás la "mítica" Atlántida se ha convertido en un icono pop y del que se pueden encontrar innumerables referencias en la industria del entretenimiento, por lo general en un marco de ficción al estilo Flash Gordon y similares.

No obstante, en tiempos más recientes, y tal vez por algunos trabajos previos, la idea parece haber ido calando más hondo y el relato platónico del Critias y el Timeo, que desde el mundo académico siempre se quiso leer en términos de mitología, parece querer enraizar de manera más profunda con un pasado olvidado en términos de historia formal y no como una historieta en las páginas de un cómic. Todo ello bajo el férreo descrédito que le atribuye el dogma académico actual, como pasa con otros asuntos en otras disciplinas.

Sin embargo cada vez son más las voces disidentes que se elevan con esta o aquella evidencia, con diversos grados de indicio y con una sospecha común: que estamos pasando por alto algo importante, quizás lo fundamental.
Si uno se remonta a los más antiguos orígenes de cualquiera de los pueblos del mundo de hoy, termina inexorablemente en un terreno de leyendas y mitológica. Al menos así lo interpreta hasta la fecha el consenso académico prenponderante.

Desde libros religiosos como pueda ser la Biblia, el Corán el Talmud, o la epopeya de Gilgamesh o el Mahabharata indio o incluso los poemas épicos griegos. De esas líneas salieron descubrimientos tan reales como el de la ciudad de Troya.
No parece, en términos generales, que todas esas tradiciones míticas hayan sido estudiadas con el rigor oportuno e interpretadas en la forma correcta. No en vano en el mundo de hoy algunas interpretaciones de textos religiosos aún son motivo de hostilidad e incluso guerras. Nada ayuda en eso a aclarar el fondo de la cuestión, como tampoco ayuda el pensamiento dogmático religioso ni la más moderna cerrazón atea a siquiera contemplar dichas fuentes.

Viendo la estructura social, política y económica del mundo presente y el control de la información que sucede en todos los ámbitos no es descartable que el persistente error mencionado no sea solamente espontáneo, aunque para los académicos es mucho más sencillo el modelo de evolución y progreso rectilíneo que tener en la mesa amontonados un montón de interrogantes de difícil respuesta con lo poco satisfactorio que eso resulta. Además, es mucho más complaciente el modelo tradicionalmente aceptado. No quiere decir que éste sea incorrecto en todo punto, pero es muy posible que a tenor de lo que se expondrá el concepto de pre-historia tal como se suele exponer deba ser sujeto a una severa revisión.

Tal vez el ejemplo más evidente sea el de las pirámides de Egipto. Por el gran interés a nivel popular que suscitan, pasto para las teorías más excéntricas y descabelladas y también por lo evidente en lo todo lo que hay de reaccionario en la academia. La discusión abarca cada aspecto desde su fecha de construcción hasta su finalidad última pasando por los medios empleados. Y no siempre es por no disponer de fuentes, a veces se trata de la credibilidad que se les concede a las mismas.

Así, en los textos platónicos se puede hallar una respuesta al menos al último punto a través de la invaluable visita de Solón a Egipto. A medida que uno retrocede en el tiempo es natural que la escasez de las fuentes aumente así como la dificultad en su interpretación y evaluación precisas. Somos conscientes todos de que el acceso a la información en torno a eventos de nuestro presente ya puede resultar compleja, tanto más retrocediendo hacia el pasado aunque ya no por la necesidad de reservarla a ciertas esferas, sin ser este último punto descartable.

De hecho, el motivo último que me impulsa a escribir estas líneas es la reciente desclasificación parcial (en 2013, creo) del libro "Adam and Eve story" de Chan Thomas, publicado originalmente en 1959. Al parecer la información en el llamado mundo libre no es tan libre como pudiera parecer, sobran ejemplos para sostener la afirmación.
De las 52 páginas desclasificadas del total de 248 del libro, de las que hasta ahora he leído sólo un aparte muy concreta en realidad son sólo unas pocas líneas el motivo de la reflexión presente.

Y tiene que ver con la Atlántida, sí. Pero también con muchas otras cosas.


La historia de Adán y Eva

Después de cerca de 10 años recavando información y recolectando piezas inconexas, tratando de evaluar la fiabilidad de innumerables y diversas evidencias se hace difícil encontrar por donde empezar. Tomaré de nuevo el título de otro autor para poner marco a este apartado. A la postre a sido el empujón final para, lejos de poder ofrecer una exposición clara, empezar a articular una idea trabajo, un estructura básica del objeto de estudio desde los diversos ámbitos que a la postre es nuestra historia. Esa que en realidad no recordamos.

Recuerdo que una vez charlando con un licenciado en historia se me ocurrió sacar el tema de la Atlántida. Él lo zanjó relacionándolo con una erupción en el mediterráneo, la llamada erupción minóica, la del Thera. Tal vez la expresión "en frente de las columnas de Hércules" le fuera desconocida, o no le concediera credibilidad alguna.

Con frecuencia tengo la impresión de tal vez por nuestra tecnologíua, por la ilusión de progreso en la que vivimos y en parte también por ese relato histórico "de menos a más" que tanto nos complace infravaloramos con mucho a nuestros antepasados. Como niños que cuentan historias de miedo. Y seguro que algo se eso hay, como hoy en día el rigor de las informaciones que se maneja en las diversas fuentes de información es desde luego irregular, pero parece un error de bulto bastante evidente meterlo todo en el mismo saco y zanjar así cómodamente un cuestión de la que no parece que  haya otra forma de salir airoso. No es de recibo rehuir esas complejidades, aún sin estar en posición de resolverlas.

En su libro, Thomas describe una labor similar, salvando las distancias de preparación, dedicación, capacidades y medios, a la descrita antes. Una colección de evidencias, de reflexiones de otros pensadores que puedan poner luz al misterio de nuestro origen. Relativo misterio, dirán algunos, la biología a través de la evolución apoya de nuevo esa narrativa histórica de progreso que tanto nos gusta. Podríamos mencionar el eslabón perdido pero es pronto para entrar en polémicas, de momento dejaremos la biología de lado.

De cualquier modo Thomas escribe su texto para reunir una serie de puntos, en las que a buen seguro faltarían otros, para ir uniéndolos con líneas y formar un dibujo, una panorama claro de los hechos. ¿Un juego de niños, no? Pues bien, eso es exactamente lo que yo he hecho. Ni más ni menos.
Thomas habla de cataclismos cíclicos, refiere trabajos anteriores, en particular sobre el desplazamiento de los polos magnéticos (no hay que olvidar que era ingeniero eléctrico de formación) incluso alguno sobre el que que llegó a reflexionar Einstein (Hapgood) y expone su propia teoría de cómo, cuándo y por qué tiene lugar ese tipo de acontecimientos.

Suelo revisar este tipo de informaciones, de alguna manera las evalúo, recopilo y clasifico en aras de un mejor modelo global que puede explicar la realidad mejor que el relato habitual, que difícilmente se sostiene en muchos aspectos.
Y eso requiere aprender a convivir con la duda sobre el grado de validez de cada información, algo bastante más incómodo que aceptar un relato dado, que más difícil se hace de digerir.

Tras exponer el mecanismo que Thomas postula, muy resumidamente un cambio brusco en el núcleo terrestre, que aún no he entrado a evaluar, se atreve incluso con una pequeña tabla donde indica dónde se ha hallado el polo norte en lo que él denomina "eras" previas. Por si no se deduce por sí sólo, lo que sigue a un evento de estas características según Thomas es la vuelta de la humanidad a la edad de piedra. Se podrá discutir si está en lo cierto o no en las diversas afirmaciones, lo innegable es la extrema relevancia del asunto. Además de su utilidad para explicar algunas cuestiones que la arqueología oficial prefiere desentender.


La eras magnéticas


La tabla ofrece la información siguiente:


Eras del Polo Norte   Desde hace      Hasta hace    Duración (años)

Océano Ártico              6.500               presente          presente

Cuenca sudanesa       11.500                 6.500                5.000

Bahía Hudson            18.500               11.500                7.000

Mar Caspio                29.000               18.500              10.500

Wisconsin                  35.000               29.000                6.000


Es evidente que la publicación de Thomas no es un paper científico, se asemejaría más a un ensayo, y no ofrece una metodología exacta para tales proposiciones, no obstante sí que reúne una serie de indicios que apuntan a los datos señalados producto de la observación e interrelación de aspectos que a ojos de las segmentadas disciplinas podrían parecer aislados.

Ni es materia de estas líneas, al menos por el momento, reflexionar sobre los mecanismos propuestos por Einstein y Thomas para explicar el evento ni someter a escrutinio la metodología empleada por Thomas para alcanzar sus conclusiones. En cambio lo que hice fue partir de éstas para ver hasta que punto tenían un sentido y que panorama dibujaban.

La tabla de Thomas muestra al final una serie de coordenadas e intervalos. Así que simplemente situé en el mapa esos cinco puntos geográficos aparentemente inconexos, por los que supuestamente habría viajado el norte magnético del planeta. Algo más fácil de hacer hoy que cuando el autor pergeñó su idea.



Pronto advertí algo, como lo haría cualquiera un poco observador. Las coordenadas geográficas, escogidas de forma alterna, trazan una línea recta. Una geodésica, de hecho. Desde la cuenca sudanesa al mar Caspio, con sólo dos puntos, uno puede tener sus dudas. Pero teniendo tres: Wisconsin, bahía de Hudson y océano Ártico no hay demasiada duda.
Lo que me llamó la atención en primer término fue la relativa agrupación en zonas del globo de los distintos nortes. Un patrón. Bien, ¿y que sucede si lo extrapolamos?

Cogí el primer eje Ártico-Hudson-Wisconsin (a partir de ahora eje A) desde un punto medio aproximado y evalué el intervalo de distancias. Aproximadamente unos 2500 km entre los puntos. Con es información de dispuse a prolongar en los dos sentidos la geodésica y marcarla a intervalos de 2500 km. De esa manera, se ser el comportamiento un patrón, predeciría las próximas ubicaciones del norte y profundizaría atrás en el tiempo en la previas, extendiendo la tabla.



Casualidad o no el diámetro terrestre se acerca a los 40.000 km, lo que da una aproximación bastante exacta con el intervalo planteado. Y así obtuve un eje circular con intervalos regulados parecido a lo que sería el plano de una moderna línea de metro. Incluso puse nombre a las "paradas".





Pero un momento, eso es sólo un eje. Según la tabla de Thomas existía una alternancia entre dos regiones del globo bien distanciadas. Hice lo propio con el eje Sudán-Caspio, a partir de aquí eje B.
Tal vez sorprenda a alguien contemplar el cruce en ángulo recto en un plano y 45º en el otro (o muy aproximado, con las particularidades propias de la geometría esférica) de ambos ejes de coordenadas, de ambas "líneas de metro".
Menos sorprendente debería ser que el eje A llega a situarse a mitad del recorrido de forma bastante precisa en el polo sur tras circundar medio globo para luego volver al punto de origen, aproximadamente, ofreciendo la idea de líneas cerradas.
Aunque vista alguna ligera desviación bien podrían ser espirales y entonces aún faltaría otro factor en la ecuación, de momento estableceremos el modelo de ejes circulares cerrados por su menor complejidad.




Bien, tenemos entonces dos ejes con intervalos de 2500 km, que se aproximan bastante a 1/16 de la circunferencia del planeta con 16 posiciones en cada uno, en total 32 y la posibilidad de enlazar el último punto con el primero asumiendo un modelo cíclico.
Tendríamos al parecer todas las ubicaciones posibles, pasadas y futuras del norte magnético tras un evento de las características referidas, al menos en términos de aproximación.
Pero si reparamos de nuevo en la tabla de Thomas vemos que en los eventos de cambio de polo el norte no sigue eje alguno sino que zigzaguea de un curiosa manera entre ambos, avanzando en una dirección en un eje para después avanzar en el otro. Interesante ese fenómeno de perpendicularidad, notando que se trata del polo magnético y que resulte de extrapolar el modelo de un ingeniero eléctrico y reparar en un trazado que resulta de dividir en cuatro "gajos" la esfera con patrones simétrico y opuestos.



Entonces, si unimos los puntos correctos en la secuencia adecuada lo que vemos son los desplazamientos cíclicos que realiza el polo norte. El dibujo resulta un tanto intrincado y la asistencia de herramientas 3d se hace imprescindible para verlo con claridad. Porque sí, la tierra es esférica. Pero, ¿que sucedería si los ejes A y B, en vez de ser círculos, que son líneas cerradas, fuesen simplemente rectas? ¿ayudaría a ver esa "danza magnética de forma más clara?

Lo cierto es que sí. Lo que vemos entonces es una rejilla que recuerda en cierto punto a un hiperboloide por como se forma una curva a partir de líneas estrictamente rectas.




Contrastando el modelo

Hasta aquí el modelo, describa o no la realidad, parece tener bastante sentido. Pero un hermoso modelo teórico es del todo estéril si no refleja la realidad en alguna medida.En este punto, y viendo de las lides que se tratan, uno prefería mucho antes estar del todo equivocado que hacer un gran descubrimiento. Sobre todo siendo del tipo "si ya sabemos que teníamos el tiempo contado, ahora además sabemos que es más bien poco". Mucho mejor equivocarse y seguir mirando al mar como ese plácido compañero de verano que como un monstruo que se desata cada pocos milenios para reducir la obra del hombre a cenizas.

Con ese ánimo y rebuscando en la red neuronal y en la red informática uno recuerdo y encuentra la información reciente sobre el desplazamiento poco habitual del polo en tiempos recientes. Algo que al parecer tiene preocupados a los científicos por una velocidad más alta de lo esperado. Obtiene la trayectoria de ese desplazamiento del último siglo y bueno, tal vez el modelo de Thomas no encaja del todo, al parecer desde 1920 traza un ascenso desde el norte de la bahía de Hudson hacia el ártico, camino de Siberia, sin mayor tentativa de dirigirse súbitamente hacia África como predice el modelo. De hechos Thomas recalca en varias ocasiones que el desplazamiento se produce en entre 6 y 12 horas y el mar y la atmósfera no se normalizan hasta pasados 6 días, y de este modo lo asemeja al relato bíblico por todos conocido y por todos ignorado.



Bueno, entonces ya está, no encaja, ¿no? Bien, no exactamente. Si uno repara en la trayectoria registrada desde principios del siglo pasado del norte magnético verá que transcurre paralelamente al meridiano 90ºW, que no es otra trayectoria la que parece señalar el eje A que hemos trazado. Son una serie de casualidades nada tranquilizadoras las que envuelven al modelo, por los menos cuatro, a saber: la circunferencia de la esfera como múltiplo del intervalo, la ortogonalidad de ambos ejes, la coincidencia relativa entre posiciones de polo norte y polo sur dado el intervalo y el desplazamiento coincidente con uno de los ejes postulados. Al menos para mí son demasiadas casualidades para dormir tranquilo.

Cabe notar que el eje B alcanza la latitud N52º45' en un parte más septentrional y S51º58' en su parte más meridional (aproximadamente) cruzando en 45º el plano que describe el primer eje.
También que cada posición del polo sur corresponde a la posición opuesta dentro del trazado de mismo eje.




El mecanismo, el factor tiempo y otras variables desconocidas

Einstein y otros buscaron atribuir el papel causal del evento a los kilómetros de hielo que se acumulan en los polos y aunque posteriormente se desdijo, siempre según Thomas, no parece que esa ingente cantidad de hielo tenga en esto un papel menor. Como él mismo señala en su libro la súbita desubicación de los casquetes polares de la posición con las temperaturas que los genera es responsable de grandes subidas del nivel del mar que cifra en 200 pies (unos 60m) y que tendrían carácter cíclico. Eso por no hablar de las dos millas de alto (unos 3200m) que arrasaría la superficie del globo como resultado de tal evento.

Naturalmente tanto las cifras que ofrece Thomas, en mi opinión, como la extrapolación de su modelo se han de tomar como las aproximaciones que son, pero pueden constituir un marco de referencia valioso para enfocar el problema.
Huelga decir, a estas alturas, que es una lectura recomendada y reveladora, y extraña mucho conocer que literatura de este tipo pueda estar clasificada. Uno puede pensar en los documentos clasificados como turbios asuntos de espías. Da que pensar, otro dato más para la colección, en como funciona el mundo y en el papel que juegan los distintos agentes en él.

En cuanto al funcionamiento del mecanismo Thomas habla de una capa plástica bajo la corteza que bajo ciertas condiciones se tornaría líquida. Francamente, no me he detenido aún a analizarlo con profundidad y él lo explica mejor en algunos breves párrafos de la parte desclasificada de su libro, yo me he ceñido a extrapolar ampliando el patrón propuesto en su figuración más simple de líneas cerradas que encaja bastante bien con las observaciones.

Para abordar el factor tiempo, que parece bastante más arbitrario habría que desentrañar con precisión el mecanismo causal subyacente. En la escasa "muestra" que Thomas ofrece se observa una horquilla de 5000 a 10500 años, estando según sus indicaciones, ya a 6500 años tras el último evento. Si un evento de estas características pudiera acaecer en 50, 500, 5000 años o mañana mismo es algo que nadie parece estar en condiciones de asegurar. O tal vez nunca si el modelo no es correcto, pero parece ofrecer suficiente correlación con las limitadas observaciones además de demostrarse consistente.

Que el intervalo de la distancia sea predecible y no arbitrario así como la trayectoria de desplazamiento no implica necesariamente que el factor tiempo no lo sea en alguna medida imposible de establecer sin conocer sus causas exactas.
También cabría ahondar en las razones físicas para dicho intervalo "cuantizado" aún teniendo en cuenta que debe haber otros factores no contemplados en el modelo que expliquen desplazamientos menores como los observados en los registros recientes.

Y ya que menciono los registros no puedo dejar de incluir las citas del Timeo que el propio Thomas incluye en su libro:

“Oh Solón, Solón, tus helenos no son otra cosa sino niños ..

No hay doctrina vieja transmitida entre ustedes por la tradición antigua ni ciencia que sea canosa con la edad, y te diré la razón detrás de esto. Ha habido y habrá otra vez destrucciones de la humanidad que aparecen por muchas causas, las más grandes han sido producidas por el fuego de la tierra y la inundación. Cualquier cosa que suceda ya sea en su país o en el nuestro o en cualquier otro país del cual estemos informados, cualquier acción que sea noble y grande o de otra manera notable que haya tenido lugar, todo eso ha sido inscrito hace mucho tiempo en nuestro templo de registros, mientras tú y otras naciones no mantuvieron registros no perecederos. Y entonces después de un periodo de tiempo, la inundación usual visita como una peste y deja solo aquellos de ustedes que han sido destituidos de las letras y de la educación. Y así ustedes tienen que empezar otra vez como niños y sabiendo nada de lo que sucedió en los tiempos antiguos entre nosotros o entre ustedes”

“En cuanto a las genealogías de ustedes, las cuales usted nos ha relatado, ellas no son mejores que los relatos de niños; por cuanto en primer lugar, ustedes recuerdan sólo un diluvio, mientras hubo un número de ellos. Y en el próximo lugar allí habitaron en su tierra, la cual ustedes no conocen, la raza más justa y más noble de los hombres que hayan vivido de la cual ustedes son una semilla o un residuo. Y esto no fue conocido por ustedes porque por muchas generaciones los sobrevivientes de esa destrucción no llevaron registros.”


Es una cita que recordaba haber leído antes de que Thomas me la volviera ofrecer, y es de creer que en el contexto apropiado cobra una relevancia extraordinaria y que que es difícil de cuantificar al margen de éste.
No me corresponde pensar por nadie del mismo modo que tampoco soy ventrílocuo pero creo que lo expuesto hasta aquí debería bastar a todos para poder extraer sus propias conclusiones.




Epílogo

No hay mucho más que contar, tan sólo reflexionar sobre lo expuesto y en como se relaciona con otras ideas. Por ejemplo, de establecerse como evento cíclico y de responder a un patrón característico de la naturaleza y presente en todos los orbes podríamos haber encontrado el "gran filtro" que se plantea como una de la posibles explicaciones a la paradoja de Fermi.

Si el evento tiene la capacidad de provocar el hundimiento y alzamiento de grandes placas tectónicas estaríamos ante la explicación de las las legendaria Mu y Atlántida como el propio Thomas propone, así como en mejor posición para comprender las dinámicas de civilizaciones antiguas y atar algunos cabos sueltos que de forma aislada pero como un goteo incesante van surgiendo. Al parecer esa noción de progreso siempre creciente con la que queremos hacer encajar nuestros hallazgos no sería capar de articular una realidad histórica completa y tendría un alcance muy limitado. El término pre-historia en términos absolutos quedaría simplemente obsoleto a tenor del escaso alcance de nuestras fuentes de información.

Tampoco sería correcta la clasificación de edad de piedra y edades de los metales en términos globales ya que diferentes grupos de población pueden hallarse en estadios muy diferentes de evolución y sólo responde a un proceso tecnológico.
El rigor científico requiere respaldar cada afirmación con evidencia, el sentido común exige no limitarse en términos absolutos a ellas conociendo sus propias limitaciones, por lo menos a la hora de señalar el rumbo a seguir para hallar evidencias nuevas.

Precisamente por eso no puedo dejar de compartir un temor, quizás algo irracional. Otros han expresado ya los suyos acerca de la posible relación de tal tipo de evento con la reciente aparición de ondas sísmicas de un tipo nunca antes observado recorriendo todo el planeta y desconcertando en cierta medida a la comunidad científicos.

Mi preocupación va más allá, viendo el orden socioeconómico imperante, con una sociedad dividida en buena medida en castas, con las reservas al acceso de información el el orden de dominación presente, en definitiva, no puedo dejar de relacionarlo con esa aparente arbitrariedad temporal entre eventos.

Sabiendo que la sociedad al final es una pirámide que sirve a una élite en su cúspide, independientemente de su procedencia y/o naturaleza, no puedo dejar de contemplar la posibilidad de que el mencionado "gran filtro" sea al fin y al cabo la relación entre el depredador y su presa como en el resto de la cadena alimentaria, si las sociedades avanzan naturalmente en su progreso hasta que se tornan demasiado peligrosas para una clase dominante que activaría una vez más el mecanismo que devolvería al ser humano a su estado más animal posible.

Tal vez sea sólo un temor infantil, pero me quedaría más tranquilo conociendo el mecanismo preciso que desencadenaría tales acontecimientos. Tal vez sean sólo dos datos vinculados arbitrariamente, como que los 52º de latitud que alcanza uno de los ejes mencionados sean los mismos grados que los de la inclinación de la gran pirámide. Tal vez sí, tal vez no, tal vez un dato más pueda acabar de afianzar la correlación o ese tercer dato, como el tercer punto que ilumina la trayectoria del primer eje del modelo, nunca llegue. Aún así es bueno tener lo ahí, no como un relato cierto ni falso de los hechos sino como una posibilidad a contemplar, a confirmar, a descartar. Igual que el propio modelo planteado que, como ya he dicho, me hubiera encantado poder descartar pero me temo no estar en posición de hacerlo.

Como corolario final, no deja de ser divertido reparar en nuestra preocupación, más que razonable, por no contaminar y contabilizar el tiempo que tardan los desechos en ser reciclados por el medio cuando tal vez la preocupación de otras civilizaciones previas fuera justo la opuesta, la manera de dejar un testimonio que atravesara el paso brutal del tiempo con una advertencia para el futuro, o incluso la tendencia más respetable si cabe de ciertos movimientos animalistas cuando en un abrir y cerrar de ojos podríamos estar volviendo a pugnar con ellos por nuestra mera supervivencia.

El contexto lo cambia todo, la información lo es todo. Y sin la información correcta es imposible tomar las decisiones correctas. Es posible que hayamos estado haciendo todo absolutamente mal. Las mayores ciudades del planeta se erigen a la orilla de un mar que encierra el potencial de devolverlas a la altura de sus cimientos en un solo día. Parece inevitable darse cuenta de que como especie y como sociedad hemos estado en muchos aspectos sembrando las semillas de nuestro propio desastre, éste último es tan sólo uno más. Podría ser un meteorito, una llamarada solar, otra clase de colapso medio ambiental o energético, una guerra nuclear o el colapso de la propia estructura socioeconómica. Éste es tan solo un problema más. Uno grave, pero ni mucho menos el único. Al parecer la civilización tiene muchos otros retos que enfrentar antes del colapso de su estrella y en plazos mucho más breves. Hasta que no conozcamos el proceso exacto no podremos saber siquiera el tiempo del que disponemos.

Como Patrick Rothfouss señala varias veces en la novela previa a la que lleva por título el que he tomado prestado para este texto, y también muchos otros han advertido, todas la leyendas contienen algo de realidad. Esperemos, como Thomas señala tomando como ejemplo Baalbek, no convertirnos en una leyenda también.

Enlace a boceto para Google Earth:
https://drive.google.com/file/d/1oUPTmz72ipM4QcZBRhHfdpYNJoosBk_v/view?usp=sharing

viernes, 10 de mayo de 2019

El error de la falacia del jugador

A tenor del resultado electoral del 28-A en el que por lo menos los seis primeros partidos han obtenido un número de escaños que resulta ser múltiplo de tres, además de otras coincidencias, me he acordado de la llamada "falacia del jugador", o de Montecarlo, o del apostador.

Tiene su propia entrada en la wikipedia y se refiere a la probabilidad en series de acontecimientos "aleatorios". Vamos a entender aquí aleatorio como el fenómeno causal que depende de variables no contempladas y que tienen igual probabilidad de acontecer.
Se suele usar el ejemplo de la moneda, al 50%. Yo voy a escoger el símil de la baraja de naipes francesa (sin comodines) y sus 4 palos, que arroja una posibilidad del 25%, por resultar más clara para el caso, pero el principio subyacente es el mismo.

Y aquí están los motivos por los que no deberías decirle a un jugador como jugar y por qué su percepción basada en la experiencia no es ninguna falacia, sepa o no dejar a tiempo el juego en el que, no olvidemos, la casa siempre gana.

He de decir que la primera vez que me aproximé a la llamada paradoja de Monty Hall caí de cuatro patas y de alguna manera ésta es mi pequeña venganza. O tal vez me equivoque de nuevo, que cada cual juzgue. No fue hasta incrementar el número de puertas que incluye el problema hasta que vi con cierta claridad la acumulación de probabilidades, aunque en mi defensa he de decir que el planteamiento al que accedí no era del todo correcto.

Pero el caso que nos ocupa aquí es otro. Cualquier jugador de poker que va buscando una jugada de color sabe que la posibilidad de que salga del mazo una carta de su palo es de 1/4, 25% o 0.25. Y eso es cierto visto de forma aislada. Y la falacia del jugados nos señala que "las cartas no tienen memoria" y que ésa es siempre la posibilidad de obtener una carta del palo determinado.

Craso error. Esa estimación probabilística responde a la forma más reducida de información respecto de la serie que supone ir descubriendo cartas del mazo y de la que todos los sucesos forman parte: el fenómeno aislado. No contempla en absoluto el factor serial. ¿Cómo podemos demostrar que el factor serie afecta a las probabilidades del evento aislado? Pues muy sencillo, al menos al nivel teórico. Empecemos:

La baraja francesa completa, sin comodines se compone de 13 naipes distintos multiplicados por los 4 palos, en total 52 naipes. Y, como en el dilema de Monty Hall, podemos llevar el caso al extremo para poder visualizarlo con claridad.

Vamos a imaginar la improbable serie en la que destapando las 13 primeras cartas del mazo se descubren los 13 tréboles de la baraja. Improbable, desde luego, pero no imposible. En realidad, estadísticamente necesario y por lo tanto inexorable.

Y asumiendo que esa serie es posible, ¿quién en sus cabales puede sostener que al destapar el catorceavo naipe tiene un 25% de probabilidades de ser un trébol?
Se puede objetar que el razonamiento es tramposo porque la serie que arroja un mazo está limitada a sus 52 naipes. Y la limitación es cierta, pero todas las demás series tienen su propia limitación.

Pongamos el caso más habitual de la moneda: el total de la serie en el largo plazo ha de converger necesariamente hacia el 50%. Y no es que la moneda tenga memoria, ni falta que le hace. El que ha de tener memoria es el jugador para asimilar el simple hecho de que si sale cuatro veces seguidas cara, hay que tener el alma intrépida y el corazón aventurero para apostar a que la quinta va a volver a salir cara. Y saber muy poco de estadística y creerse que el jugador es imbécil y se juega su dinero en base a percepciones falaces.

Y yo estoy dispuesto a apostar mi escaso dinero. Les planteo la siguiente apuesta, con naipes o monedas, me da igual:

En cada caso de cuatro repeticiones en la serie, los que crean en la mal llamada falacia del jugador que apuesten a que habrá una quinta repetición, yo apostaré por el cambio.
Según los defensores de tal tesis a la larga los beneficios/pérdidas de ambas partes deberían ser iguales si la probabilidad fáctica es del 50%.

Sin embargo me temo que, a la larga, podría vivir sin trabajar, de no ser porque no me parece digno vivir de la estupidez ajena ni quitarle el caramelo a un niño.
Podemos buscar también la forma de hacer el juego con naipes, el resultado será la expresión del mismo principio. Y es que si la posibilidad fuera inmutable como fenómeno aislado no se podría cumplir la convergencia probabilística de la serie.

Del mismo modo vamos a encontrar una relación inversamente proporcional en la cantidad de repeticiones consecutivas y su frecuencia de aparición. Por eso el caso expuesto con los naipes de agotar los tréboles sin retirar ningún otro palo de la baraja se antoja naturalmente improbable. Hagan ustedes, incrédulos, si lo desean, sus cálculos y sus experimentos, pero ante todo: comprendan lo que es una serie y como la probabilidad del evento aislado ha de terminar sometiéndose a la convergencia de la serie.

Así, cada vez que sale cara, la posibilidad de que la siguiente tirada sea cara se va reduciendo ligeramente y lo mismo para los naipes. Uno lo puede tildar de irrelevante, de despreciable pero el equilibrio total de la serie se ha de mantener, del mismo modo que en el universo todo tiende al equilibrio.

Tiene algo de irónico que la "falacia del jugador" sea una absoluta falacia.
No sé porque me habré acordado de esto después de las elecciones, pero no deja de ser una reflexión oportuna.