Partiendo de las ideas vertidas aquí: https://www.meneame.net/m/Los12monos/teoria-todo-cuestion-ontologica
Donde, resumidamente, se asume que la gravedad es a fin de cuentas un fenómeno emergente que procede de la interacción electromagnética. Hay una conclusión inevitable de lo planteado, y no precisamente menor, en la que acabo de reparar:
Si realmente la gravedad se tratara de magnetismo, tal como se propone, debería verse afectada por la temperatura. Así que resulta posible falsar tal premisa.
El principio es bien conocido y se puede sintetizar en el llamado “péndulo de Curie”:
https://youtube.com/shorts/bKRoMMJkU1s?si=gZDpjBa0OnBEKoIZ
A mayor temperatura, menor efecto magnético.
La razón de ello podría encajar bastante bien con lo interpretado en el artículo anterior. Sabiendo que el calor es a la postre movimiento de las partículas que forman un cuerpo dado, bajo el punto de vista geométrico tiene mucho sentido que el flujo del medio (espacio) que se plantea como origen del fenómeno magnético, se vea entorpecido, encuentre una resistencia en función de la temperatura. O sea, del movimiento de esas partículas. Geometría.
Y decía que el principio es bien conocido ya que en asuntos de superconductividad, y recordemos que eso es la menor resistencia posible, es práctica habitual enfriar los materiales hasta temperaturas cercanas al cero absoluto. Luego, existe una relación de proporcionalidad directa entre calor y resistencia.
Y para el caso que nos ocupa, el de la interacción gravitatoria, la relación con la temperatura abre la puerta a contrastarlo con la teoría imperante.
Si los vemos por ejemplo desde la cosmología, nos hallamos con el problema de la materia oscura que bajo la interpretación actual supone aproximadamente un 95% de materia que no vemos.
Hace poco veía como Neil deGrasse comentaba que sería una expresión más correcta, para no caer en asunciones infundadas, llamarlo “gravedad oscura”.
Si lo que conocemos como “constante gravitatoria” no fuera constante en absoluto si no dependiente de la temperatura, podría explicar como en los bordes externos de las galaxias, que deberían ser las zonas más frías, se halla más gravedad de la esperada.
Es conocido también que hay diferencias gravimétricas a lo largo de la superficie. En el contexto de la atmósfera, también la altura juega un papel. La gravedad al final sería resultado de diversos efectos cruzados antes que un número mágico y universal.
Y, seguramente, dentro de nuestro contexto, pueda resultar lo bastante preciso para arrojar predicciones, pero en los extremos debería mostrar desviaciones importantes.
Por ejemplo, las estrellas deberían experimentar una gravedad mucho menor de la prevista dadas las altas temperaturas, o ser las zonas frías del cosmos mucho más sensibles al fenómeno.
El modelo estelar en un principio encaja mejor que el modelo cosmológico, así que seguramente nuestra estimación esté más cerca de ese primero. El problema es que muchas estimaciones y cálculos incorporan G, está completamente engarzada en el modelo, por lo que puede ser difícil buscar elementos de contraste.
A buen seguro muchas de nuestras estimaciones actuales presentan importantes desvíos que deberían corregirse.
Y es posible que pueda explicar los 50 microgramos perdidos del kilo de París y tal vez servir incluso para ejemplificar el cambio climático:
Ya hace un tiempo escribía sobre la gravedad valorando la posibilidad de que no fuera constante en el tiempo. Es posible que no sea constante ni siquiera a diferentes temperaturas.
Y si es posible demostrar cómo el calor afecta a la gravedad, tal vez haya que valorar obligatoriamente las premisas que han conducido a tal conclusión.
Y volver al abandonado modelo del universo eléctrico, tras denostar el viejo “deus ex maquina”, asumir que Maxwell tenía razón cuando pensaba en un medio donde el fenómeno eléctrico se expresaba y que Faraday estaba en lo cierto cuando previó la unificación de fuerzas.
Einstein y Tesla intercambiaron ideas interesantes al respecto. Einstein sugirió que el espacio se curva. Tesla observó que si ser curva, no pueder ser el vacío, la nada, pues tiene propiedades. Y ya hace mucho más que Parménides avisó que “sólo la nada puede no ser”.
Y a hombros de gigantes, en palabras de Newton, es como se llega a la conclusión de que la gravedad no es si no electromagnetismo parcialmente autocancelado y que muestra de ello es la afectación común en función de la temperatura.
El fenómeno de que los cuerpos calientes pesen menos que un cuerpo idéntico a menor temperatura se atribuye a la “fuerza de Arquímedes” que, casualmente, surge sólo en presencia de la gravedad. Y la fórmula que determina tal fuerza por supuesto incluye G:
F = ρgV
Donde F es la llamada fuerza de Arquímedes, ρ es la densidad del medio; g es la aceleración de la gravedad; V es el volumen del líquido (gas) desplazado por el cuerpo o sumergido por él.
https://es.scienceforming.com/10726375-archimedean-force-what-does-it-mean
Luego, según la fórmula expuesta G es proporcional a F, lo que tiene sentido según el principio de acción reacción, tercera ley de Newton. La fórmula no nos habla directamente de temperatura, pero nos habla de densidad, que indirectamente implica la temperatura y se nos dice que éas es la razón de una mayor flotabilidad en aguas más frías, esa mayor densidad.
Y si vemos la fórmula de la densidad, tampoco nos habla directamente de temperatura, nos habla de masa y volumen.
d= m/V
Sabemos bien que la temperatura afecta a ambas, así que de alguna manera ya se está incorporando la temperatura al cálculo sin advertirlo explícitamente, por lo que la fórmula funciona pero sin entender realmente el fenómeno subyacente y el papel que la gravedad tienen en él.
Parte de los efectos atribuidos a la densidad se deberían a variaciones de la interacción electromagnética-gravitatoria.
Los cuerpos calientes pesan menos (no confundir con el cálculo de la masa), en parte porque el calor debilita la interacción electromagnética que es la gravedad.
Si la fuerza de Arquímedes se atribuye a la dinámica de fluidos, comprendiendo también los gases de la atmósfera, bastaría con hacer la prueba en el vacío: si los cuerpos calientes siguen pesando menos en ese entorno, el medio con el que están interactuando no es ni el agua líquida de la bañera de Arquímedes ni el gas de la atmósfera, si no el tejido del espacio mismo que tiempo ha vino a llamarse éter. Y estaríamos probando que la gravedad está muy lejos de ser en realidad constante, con efectos en todo lugar donde se halle esa G de forma apreciable, que no son pocos. Eureka?
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