jueves, 6 de septiembre de 2018

Y todo esto viene de que ahora parece que se ha abierto un debate en torno a la prostitución


Sucede que para muchas personas hay ciertos límites y la sexualidad, para una gran mayoría, está mucho mejor reservada al terreno personal por las implicaciones que conlleva.

El tema está plagado de disparates, desde el que dice que así puede tener con las mujeres un trato en mayor igualdad y que llega a afirmar que es incluso más seguro e higiénico (risa enlatada aquí),  los que dicen que los que señalan el asunto como un problema viven en el mundo de la piruleta y los que les aplauden las tonterías, etc.

Vamos a ver.
Lo siguiente no va con ánimo de ofender a nadie en particular y sí a todos en general, a ver si alguno se da cuenta por casualidad de lo que son las cosas.

Tendréis los cojones de cuestionar hasta a la madre que os parió antes cuestionar la necesidad de meterla en caliente.
Sois así de imbéciles, a eso se le llama literalmente pensar con el nabo, no os asustéis, lleváis toda la vida haciéndolo y con toda probabilidad os moriréis haciéndolo.
No tenéis ni orgullo, ni dignidad, ni respeto hacia vosotros mismos, para qué hablar de hacia el resto, sois el bicho más repugnante que camina por este planeta, una polla que sólo tiene un cerebro para tratar de resolver los problemas que le causa el nabo.

Y hasta que no os deis cuenta de vuestra situación biológica de patética dependencia seguiréis literalmente trabajando para ellas. Y en algunos casos, estando como está la vida, no es difícil encontrar a algunas con pocos remilgos y pocas ganas de trabajar, cosa natural por otra parte, porque a ver de donde saca una cualquiera 50 pavos en media hora. Sí, justo, sólo de vuestra patética e infame debilidad que guía toda vuestra vida y os convierte en seres lamentables. Eso sí, muy hombres. Casi tanto como imbéciles. En realidad unos calzonazos sumisos de un modo u otro, sometidos a las mujeres a través de vuestra necia polla.

Sucede que la mayoría no sois capaces de encontrar más sentido en vuestras miserables vidas que volver al lugar del que salisteis, un coño, espero que no el de vuestra madre porque la endogamia es muy cruel como bien saben las monarquías. En ese sentido os compadezco.

Pero os ruego que dejéis de intentar utilizar el cerebro para justificar los estúpidos apetitos de vuestro miembro porque me recorre el mismo sentimiento que si viera a alguien limpiarse el culo con un lienzo de Velázquez y me veo obligado a compartirlo con vosotros, lo cual no parece resultar muy agradable.

No es sólo culpa vuestra, nadie se ha atrevido en toda vuestra puta vida a deciros lo que os estoy diciendo. Nadie jamás cuestionaría el sacrosanto "amor". Ni la puta iglesia, ni la tele, ni las canciones de la radio, por no hablar de los colegas del bar. Nadie os había escupido antes esta puta verdad a la cara. Porque como dice el refrán "si no fumas, ni vives, ni follas, ¿para qué vives, gilipollas?". Bien, de hecho son los gilipollas quienes viven sólo para fumar, beber y follar y trabajan sólo para ello.

Tal vez en la homosexualidad se encuentre mejor acomodo de las necesidades, la verdad es que lo desconozco y no me interesa conocerlo. Lo que os digo, a vosotros que pensáis que os agarráis la polla para mear,es que es la polla la que os tiene agarrados a vosotros. Sencillamente.

Ahora, podéis descubrir lo que realmente significa ser hombres por una puta vez en la vida, que no es follar con tías, ni follar con tíos, ni traer el pan a casa, es tener los cojones de no ser esclavos de vuestra propia estupidez y encontrar algo más en la vida que follar como monos peludos venidos a menos.

Quien haya tenido la paciencia de llegar hasta aquí se debe estar preguntando qué clase de problema tengo con el sexo. Pobrecito. ¿Qué puede tener de malo el sexo? ¡Si hasta los médicos los recomiendan! Pues la verdad es que el sexo me gusta tanto como al que más. Sólo hay un pequeño problema: que no me gusta a cualquier precio.
Y cuando eres consciente de que tus pulsiones biológicas más básicas te sitúan en una posición de notoria inferioridad y de dependencia o eres los bastante hombre para dominarlas o simplemente te dominan a ti.

En la gente joven lo encuentro más natural, es comprensible, la química aprieta más y han tenido menos tiempo para darle vueltas a las cosas pero la inmensa mayoría nunca sale de ahí. Hay muchos ya con los huevos canos y si por la boca muere el pez los tíos palman por el nabo, la mayoría al menos.
Todas la agencias de inteligencia lo saben, o son tetas o es dinero, o ambos, tal vez mancebos. ¿Os acordáis de Strauss-kahn?

El cabreo es porque, como ya he dicho, me gusta follar como a todos. Y resulta que la desaforada demanda de los millones de pagafantas miserables y arrastrados sin dignidad ni orgullo que campan por el mundo crean lo que en términos económicos se podría definir como una burbuja. Y es lamentable ver a personas tragando con lo que nunca habría que tragar y aguantando mil mierdas porque en el fondo viven para alimentar a su polla. Los cojones se ve que son de adorno.

De hecho si hiciéramos caso a Freud absolutamente todo en la puta vida se dirige biológicamente en ese sentido, incluso nuestro subconsciente. Y de hecho es lo que mueve el mundo, sexo y dinero, para la mitad de la humanidad dinero para comprar sexo y para la otra mitad para comprar trapitos para obtener mayor remuneración por el sexo que de un modo u otro venden. Nadie escapa a esa pulsión del subconsciente y pocos eluden su ejercicio.

He probado algunas drogas. Creo saber que es una dependencia. Creo saber que es una abstinencia. La diferencia es que las drogas, como agentes externos, tienen un rechazo social significativo. ¿Qué pasaría si todo fuéramos adictos en cierta medida? ¿Si naciéramos con una abstinencia programada para desarrollarse en ciertos plazos?
¿Qué saben los peces del agua? Ha estado siempre ahí, luego, de hecho es como si no estuviera. Igual que nosotros con el aire, cualquiera puede saber que ese vaso medio vacío siempre esta rebosando, mitad de agua y aire.

Sois felices esclavos que aman sus cadenas, porque, ¿para qué otra cosa merecería vivir la vida? Tal vez algún día comprendáis lo que sois si halláis esa respuesta. ¿Y el sexo? pues claro que no, en principio no tiene nada de malo.
El opio, a través de sus derivados, procura un invaluable alivio a ciertas condiciones indeseables de nuestra biología. No obstante también encierra el potencial de sumir vidas en la más absoluta oscuridad.
No le preguntéis a Escohotado, sabe todo de drogas y nada de adicciones. La adicción funciona como un vórtice gravitatorio en vidas sin contrapesos. Sucede que el balance que establece la medicina actual, en cuanto a la adicción al sexo se refiere, que está por supuesto contemplada, comprende únicamente los casos más hilarantes.

En realidad es un fenómeno que abarca todas las sociedades ya que forma parte de nuestra biología y está perfectamente integrado en todas y cada una de las culturas. Pero, ¿qué sucedería si se aplicaran los criterios que se aplican a una sustancia? Lo primero que te dirían es que eres un adicto si no puedes dejar de consumir.
¿Alguien en su sano juicio se ha planteado dejar de consumir la droga que a la postre es la responsable última de que nos multipliquemos como ratas y que nos conduce además a pasos agigantados a un colapso a todos los niveles?

No, todo lo contrario, la principal meta de cualquier varón sano en cualquier cultura es procurarse un suministro de sexo estable y constante. Y lo llamaron matrimonio. Todo el mundo gira alrededor del eje que es la polla.
Así se libraron las mujeres del trabajo, haciendo... otros trabajos. Y las tareas domésticas, claro. Que ahora pretenden que se considere un trabajo, y en parte lo es cuando se hace para otro, pero no está nada mal, ¿a cuantos asalariados les gustaría trabajar en casa, sin jefe y organizarse ellos? Y gestionar por lo menos una parte del dinero que traía el hombre porque su trabajo no le deja demasiado tiempo para hacer la compras.

Dijo Einstein algo sobre el infinito y la estupidez, no contempló que esta última va de la mano de la ambición, porque, otra pulsión que está arraigada en lo más profundo de nuestro ser es la de medrar, ir a más, sin límite.
Y las mujeres que ya tenían una posición muy cómoda en muchos casos, tal vez aburridas de reunirse para tomar el té de las cinco, a través de la envidia empezaron a ambicionar roles, posiciones y actividades que, por ser un bien a proteger (de hecho una mercadería, como lo es el hombre también en el mercado laboral) estaban más bien restringidas a los hombres.

En algunas generaciones los roles de género se desdibujan y ya a nadie se le escapa que nos dirigimos a una suerte de hibridación de los géneros que sólo va a ir a más. Lo estamos viendo. Las mujeres ya no necesitan realmente ser mantenidas, han descubierto que, más allá de la ventajas de la monogamia en la que tienen a un hombre trabajando para mantenerlas pueden obtener mucho más partido de una situación de poligamia con diversos hombres pugnando en el cortejo por su favores, se consumen estos, o no. Los réditos que obtienen sí son tangibles por más etéreas que sean las recompensas de algunos de sus pretendientes.

Al final no deberíamos olvidar que tan sólo somos animales y los rituales de cortejo son solamente algo más sofisticados que dos perros en el pipi-can olisqueándose el culo. Pero lo peor no es que los hombres trabajen para las mujeres, cosa que ya hacían. La base biológica en ello es la de sostener a la progenie, lo divertido es que, en la gran mayoría de casos ni siquiera hay progenie y las mujeres siguen disfrutando de todos esos réditos. Y mejor que no haya al ritmo que va el mundo. Pero no deja de ser un abuso importante de una parte respecto a la debilidad de la otra, tan repugnante como ver a un hombre imponiendo su superioridad física sobre una mujer.
Sí, tan deleznable como la violación. En cierto modo, os están violando. No os dais cuenta porque no os duele el culo. Así que, queridos esclavos de vuestras pollas, hasta que aprendáis a controlar vuestras bajas pasiones seguiréis siendo el pírrico ejército de pagafantas que sois. Y eso os pasa por chochoadictos. Y bueno, dicen que sarna con gusto no pica, pero tampoco es menos sarna.

Lo triste es que a los que creemos que pueden existir otro tipo de relaciones y sexualidad más sana (alguno más habrá) nos los ponéis muy difícil, convertís a vuestras hijas, hermanas y madres en putas ociosas sin más objetivo en la vida que hallar el modo de vivir de las rentas de vuestro trabajo. Ambos géneros tienen su tentación, ellos la de pensar con el nabo y ellas la de vivir del nabo de alguno. Y francamente, no veo yo ahí un atisbo de dignidad. Tampoco la mayoría de ellas ha encontrado una respuesta y ni siquiera tienen la excusa de una polla entre las piernas que les esclavice. A las numerosas y honrosas excepciones, espero que sepan disculparme la burda generalización pero es que, grosso modo, lo descrito hasta aquí es el escenario en el que estamos, en términos generales.

Y todo esto viene de que ahora parece que se ha abierto un debate en torno a la prostitución, ¿por qué no se puede pagar por follar? De hecho ya se hace en todas partes, no sólo en los burdeles. La selección natural, dicen. Bueno, de sabios es calcular las consecuencias de los propios actos. Pero es mucho pedir a alguien que piensa con la polla y a alguien que gana en media o una hora lo que tú ganas quizás en ocho.

Mejor no incluir en este breve análisis el rol de las distintas clases sociales, lo haría todavía más denigrante.
Sólo apuntar que a los que lo pueden comprar todo con dinero el escenario actual les va bastante bien, o eso se piensan. El tipo de sexualidad que conocen como servicio a cambio de dinero, o cuando no de regalos, viajes u otras atenciones es a lo más que podrán aspirar y ni siquiera se plantean que pueda existir algo más.

No voy a ser yo el que se ponga en plan cursi a hablar de amor y blablablá. Prefiero pensar en términos de honestidad, sinceridad y respeto. De esos valores que hoy valen tan poco y que, por lo que se ve, con tan poco se compran. Pero qué le vas a decir a las ovejas que vuelven solas al corral y lo harán hasta el día del matadero.
Probablemente tienen lo que se merecen. Por mí que os entierren con volquetes de putas. Haced lo que os venga en gana, sólo una advertencia: recogeréis lo que sembréis.

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