El tiempo como cuarta dimensión o Tempus fugit o El universo explicado con un chicle
Siempre me ha repelido la idea, es obvio que el tiempo es categóricamente distinto al resto de dimensiones. Me pareció que inducía a la confusión, pero estoy empezando a verlo de otra manera.
Porque mirado con detalle, las tres dimensiones espaciales tampoco son iguales entre ellas.
Vamos a la geometría.
Es aquella primera clase sobre el punto, ese elemento en plena crisis existencial. “Esto es un punto y no existe”, era un poco la frase que también Haramein solía recordar.
Pero no entremos de más en la metafísica, la cuestión es que con puntos, o con el movimiento de ese punto, mejor dicho, se puede formar una línea.
Así, de la dimensión 0 que es ese punto en la nada, pasamos a la primera dimensión, en la que el punto “explorar un determinado rango de posibilidades”, una línea. Un vaivén, una vibración.
Dada esa línea, la cosa podría quedarse ahí y no pasaría nada y no estaríamos aquí, pero por algún motivo ese punto viajero prefiere explorar nuevos camino que repetir el mismo. O en realidad sólo evitar el que acaba de transitar. Así, sucesivas líneas, terminan por “explorar un determinado rango de posibilidades”, constituyendo el plano. Segunda dimensión, bienvenidos a la casa de Euclides.
Pero no queda ahí la cosa, el punto del principio, que no existe, sigue empeñado en huir de sí mismo y es empujado a “explorar un rango de posibilidades” formando el volumen. 3D, tercera dimensión.
Aquí la cosa se empieza a poner interesante, decía que las tres dimensiones no son iguales en absoluto. Las posteriores aplican sobre las anteriores y “exploran un determinado rango de posibilidades” de éstas.
Así, biológicamente estamos diseñados para movernos hacia lo que llamamos “delante”, desplazarnos hacia los lados nos cuesta más por diseño y movernos arriba y abajo tiene un coste energético notablemente superior. En cualquier caso siempre nos estamos desplazando en un volumen tridimensional.
Y “explorando un rango de posibilidades” de ese volumen tendríamos la dimensión siguiente en la que, no es que no nos movamos, pero se diría que estamos varados y llamamos tiempo.
La idea es que, considerando que es una pobre única partícula divina (o diabólica, según se quiera, luciferina sin duda) la que configura primero a la línea, luego el plano y luego el volumen, según un rango determinado, cada vez tiene más trabajo.
Es un poco el chiste aquel del tipo que contratan para pintar la línea de la carretera y el primer día pinta 20 kilómetros, al día siguiente 200 y al tercero 2 metros… porque cada vez tiene el bote de pintura más lejos.
Y eso sería la experiencia del tiempo, para pasar al siguiente “momento” de ese volumen hay que completar todo el recorrido del momento anterior. De todo el volumen existente. Esa partícula estaría recorriendo el universo de punta a punta en cada efímera fracción de tiempo, y no precisamente en línea recta, si no configurando su propia estructura. Incluyéndonos a ti, a mí y estas palabras.
Así que lo que cabe esperar de ese eje de la cuarta dimensión, que debería responder a un determinado rango, es que vaya a “explorar un rango de posibilidades” de este volumen. Y aquí estamos, explorando, como posibilidades de ese volumen que somos.
Normal que la cosa vaya lenta, por rápido que sea el punto. Y yo lo dejaría aquí, pero aún se puede complicar la historia sin acudir a hipercubos, que no sé muy bien qué significan.
Pero de haber una quinta dimensión, de la que en principio no creo que tengamos evidencia ni experiencia, debería “explorar un rango de posibilidades” del tiempo. ¿Pero es qué significa?
Cuando decimos “explorar todas las posibilidades” al final hablamos de combinatoria, permutaciones, matrices. Y el concepto es realmente simple. Pero la complejidad puede provenir del número de elementos, teniendo en cuenta además que en cada dimensión estamos multiplicando las anteriores.
Si tenemos un uno y lo elevamos a cualquier exponente, no pasa nada. Es el elemento neutro y representa al punto estático, indistinguible de la nada. Ahora bien, si conseguimos que tenga tan sólo dos posiciones posibles, 2 ² ya son 4 y 2 ³ ya son 8. Si además ampliamos la base con un mayor rango de posibilidades, las curvas que se dibujan son cada vez más pronunciadas.
Desde la cuarta dimensión, vemos como se explora ese rango de posibilidades de un volumen o espacio, del universo de hecho. Todo con un simple punto y de hecho debería estar en las definiciones:
La línea es un rango explorado por un punto.
El plano es un rango explorado por una línea.
El volumen es un rango explora por un plano.
El tiempo es un rango explorado por un volumen.
Eso es una serie de configuraciones posibles de dicho volumen, que nos contiene.
Hasta ahí más o menos se puede aventurar y el patrón fractal es evidente, lo que no es tan obvio es tratar de imaginar qué cosa es lo que explora un “rango de tiempo”.
Todos tenemos muy claro lo que es un volumen, un espacio. El tiempo no es más que una determinada secuencia de acontecimientos en dicho espacio. Esa secuencia se puede representar en un eje cronológico y obedecería la ley de causa-efecto.
Podríamos definir el “momento” como un fotograma tridimensional del universo y el eje temporal sería una secuencia de principio a fin de una duración determinada. Una línea de tiempo.
Si hubiera una 5ª dimensión, lo que cabría esperar es la exploración de todas las líneas de tiempo dentro de un rango determinado. Pero la noción de “líneas de tiempo alternativas” contraviene el principio de causalidad. Tal vez deba ser reinterpretado desde un punto de vista superior.
¿Podría haber a alguna escala situaciones donde sean posibles dos efectos para una misma causa?
De ser así, tales situaciones actuarían como bifurcaciones de las las líneas de tiempo desde una perspectiva de 5ª dimensión, desde donde se explorarían un rango determinado de ellas. Sería lo que llaman multiverso.
Sin embargo, más allá del hecho de teorizar, ¿qué evidencia o experiencia tenemos de algo así pueda ser real? ¿El efecto Mandela? No parece que haya ninguna razón para que esas líneas, esos diferentes desarrollos tuvieran conexión de ninguna clase tras una presunta “bifucarción” u otra secuencia que explora otra posibilidad, que no parece que pueda resultar simultánea.
Sin seguimos con a noción del punto, se ha de completar la línea antes de empezar el plano, se ha de completar el plano antes de empezar el volumen, se ha de completar el volumen antes de empezar la línea de tiempo y se ha de completar la línea de tiempo antes de completar el multiverso desde una 5ª dimensión. Y ese multiverso ha de ser completado antes de volver al punto de partida a trazar otra vez la línea.
Por lo menos, cada fracción de tiempo, cada “momento”, con cierta frecuencia (¿Planck?). Y de hecho el espacio mínimo de tiempo entre un momento y otro debería revelar la profundidad del fractal. Porque, si desde el multiverso se “explora un rango determinado de líneas de tiempo”, ¿desde dónde se exploraría un rango de multiversos? Y todo con un punto que no existe en mitad de la nada.
P.D.: Después de explicar el universo con un chicle, me sobra un clip y un trozo de cordel.




