martes, 17 de julio de 2018

La externalización

Lo vemos constantemente, a todos los niveles, a veces sin darnos cuenta.
Sólo parecemos darnos cuenta cuando nos afecta directamente y aún así somos incapaces de concebir el marco general.
Somos conscientes de la externalización cuando en lugar de contratarnos la empresa para la que trabajamos nos contrata otra que a su vez presta nuestros servicios a ésta. Ya sea mediante una Empresa de Trabajo Temporal, una cesión ilegal o cualquier subterfugio administrativo. La realidad de los hechos es exactamente la misma. Sólo se pretende externalizar una serie de efectos "indeseables" de lo que realmente interesa, las idénticas funciones al margen de la realidad burocrática.

No es nuevo, claro,ni tiene nada de original. Algo semejante sucede a nivel global mediante deslocalización. Se lleva haciendo desde la revolución industrial con los costes medioambientales, antes sin pudor alguno, ahora tal vez con algunos reparos pero la realidad permanece inmutable desde que los hombres creyeran haber domado el fuego.

No es diferente de la delincuencia que llena las cárceles. La sociedad externaliza sus costes como si se hallara en condiciones de separar lo "malo" de lo "bueno", ignorando o puede que ocultando el oscuro secreto de que son causa y consecuencia indisolubles. Que una cosa es efecto de la otra y que ambas son imposibles de desvincular.

Y por eso vivimos en un mundo repleto de cárceles, vertederos y trabajos basura. A poder ser bien alejados de las miradas sensibles de las clases acomodadas que escapan a la indolencia. La realidad es de un mal gusto espantoso.

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