Hace unos días estuve revisando imágenes del templo de Angkor. Con las espectaculares raíces de árboles que se elevan desde sus restos, si las has visto seguro que las recuerdas, como si la naturaleza tratara de engullir las enormes piedras, de este estilo:
Revisé la especie, su índice de crecimiento, diámetros aproximados de lo troncos, todo ello en relación con la datación estimada. En realidad nada tan concluyente como me gustaría, como casi siempre.
Sin embargo, al poco de haber escrito el artículo, me crucé con un video de un par de turistas paseando por la zona. En principio nada más excepcional de lo acostumbrado para este tipo de contextos, pero en determinado momento empiezan a caminar a lo largo de un muro recto:
https://youtu.be/Tj_SP4pWYrI?si=NPxcBdbOQRD-E5_u
Como se puede observar, salvo por una parte medio derruida, el muro responde a un trazado recto de principio a fin, excepto por un curioso hundilón:
Es el menor deterioro que cabe esperar para una estructura que está en buena medida en ruinas, como se ve más adelante, al final del muro. Sin embargo la imagen me llamó la atención.
Podrían darse varias explicaciones para esa protuberancia. Sería raro para formar parte del diseño original, pero podrían haberse dado movimientos de tierras, por ejemplo.
Si uno observa el muro con detalle ve que la primera hilada que sirve de cimentación es de un material distinto, de un matiz más azulado que las hiladas superiores. Otro hecho significativo es que es la única parte del muro en que la vegetación ha encontrado soporte en el que brotar, sin duda por una cierta pérdida de verticalidad unida tal vez a la apertura de mayores resquicios.
El problema es que ningún terremoto ni movimiento del suelo va a curvar el trazado de un muro como si fuera mantequilla, abrirá grietas, en todo caso. Incluso hasta colapsarlo completamente o en parte. En cambio aquí parece observarse como si esa sección del muro en conjunto hubiera cedido ligeramente hacia atrás, siendo el trazado original en principio recto, como se observa segundos antes. En esta imagen se aprecia mejor la hilada de cimentación y lo que en principo parece un diseño recto:
Un poco más adelante hallamos una zona con un decoloración reseñable y algo más adelante aún el hundilón de la imagen.
Si queremos explicarlo ya sea como parte del diseño original o algún tipo de defecto constructivo no vamos a eludir la problemática. El diseño de sillares a hueso dibujando una curvatura, cuya función además quedaría por explicar, complica exageradamente el trabajo.
Y la idea de que pudieran adaptar el trazado a una irregularidad del relieve, ni parece ajustada al estilo del diseño ni justifica en nada la inclinación del muro.
Antes que eso, lo que denota tal protuberancia es una zona de influencia más o menos esférica que hubiera actuado sobre un muro inicialmente recto y hubiera causado tal deformidad, con el diametro más o menos a la altura de la última hilada del muro.
Claro que ni mediante la especulación logramos eludir los problemas:
Si uno piensa en temperatura, que es lo que podría generar un efecto similar sobre la piedra, parece difícil alcanzar el orden de magnitud requerido para causar efectos similares fuera de un horno, además de la ausencia de restos de hollín.
Y si volvemos a la línea del defecto constructivo, cabría pensar en un encofrado cuyo continente se retira de forma prematura, estando aún "fresco" (o caliente). Pero nuevamente el problema es que hablamos, en principio, de sólidos sillares.
El hecho es que el complejo presenta algunas secciones en ruinas, seguramente sin una explicación concreta. Y como casi siempre la observación continúa sin ser del todo concluyente, aunque sin duda hay detalles que merecen ser examinados... con lupa.
En cualquier caso, ya sea que queramos verlo como un rasgo del diseño, un fallo en la construcción o algún tipo de influencia posterior, quedamos obligados a buscar expliaciones fuera de los parámetros habituales, y en ese aspecto sí que parece una evidencia más que significativa, reveladora.
Similar a las dudas que arroja un rincón tan distante como las escaleras del templo de Dendera, en Egipto:
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